jueves, 19 de febrero de 2015

Artista y Público de la mano

La magia de vivir un concierto en una sala pequeña es algo increíble. Cada segundo del concierto, cada nota interpretada, cada gesto de sus protagonistas… se convierte en un regalo que hay que saber degustar para dejarse llevar.

Hacía tiempo que no asistía a un concierto íntimo, como los que acabo de describir. Y en menos de un mes ya he podido vibrar con dos de ellos. El primero se produjo terminando el mes de enero en la mítica “Lata de Bombillas” donde pude disfrutar del directo de Eladio y los Seres Queridos presentando su último disco “Orden Invisible”. Llevaba mucho tiempo deseando ver a Eladio Santos y compañía en directo y la verdad es que fue un verdadero placer, con el que pudimos emocionarnos todos los allí presentes. El segundo de estos conciertos fue el que ofreció Big Boy, el alma de El Factor Humano, el pasado viernes en “La Senda del Delirio”, un local que no conocía y que me pareció muy adecuado para este tipo de eventos.

Con ambos conciertos pude relajarme y disfrutar de cada momento. Porque un concierto en la intimidad transmite por todos los poros. En un concierto “pequeño” se respira honestidad y plena conexión con el público. Es en estos momentos donde podemos reconocer de verdad el mérito de los artistas de enfrentarse a una audiencia exigente y que sabe apreciar y analizar cada movimiento, lo que puede convertirse en todo un reto para sus protagonistas.

En el concierto de Big Boy eché en falta más espacio para sus composiciones propias en castellano y así poder degustar otras joyas como “El cielo puede esperar”. Las versiones funcionaron, sobretodo en los temas a dúo, pero me queda pendiente un concierto de El Factor Humano al 100%, con una banda de peso que apoye las atrevidas composiciones de Big Boy. Además, su nuevo disco “Baja Confirmada” promete, y tras escucharlo en directo sé que volveré a él más de una vez. Podéis llamarle magnetismo o carisma, y eso es algo que le sobra a Jorge Big Boy.


En el concierto de Eladio y los Seres Queridos no sobró nada de nada. Los cuatro componentes de la banda ofrecieron un concierto potente y eléctrico a pesar de encontrarnos unos pocos espectadores, lo que podría inclinar más el repertorio hacia el intimismo. Pero no fue así. Eladio agarró su guitarra y explotó “La Lata de Bombillas”, desgranado casi por completo su más reciente creación “Orden Invisible” y dejando algunos de los momentos más brillantes para los recuerdos a su anterior trabajo “Están Ustedes Unidos”. Como todos los presentes, agradecí muchísimo la incursión en el repertorio de “Espanha a las 8”. Un tema de la primera etapa del grupo que no estaba previsto y que me permitió vislumbrar a un artista valiente, aunque injustamente poco reconocido. Otros temas que me hicieron despegar fueron “La Cruz” o “Con el Corazón en la mano”, donde destacó su descaro, “La Misa” y su acierto temático, la intimidad de “Highway to Heaven” o “Te espero aquí” (con su origen mágico) y el recuerdo al argentino Charly García en “Los Dinosaurios” (un tema de rabiante actualidad). Estoy deseando volver a ver en directo a estos monstruos que saben lo que es la música y su sentimiento, que saben lo que es ganarse a un público nada conformista y que aprueban por su valentía y su gran sentido del humor en cualquier escenario posible.



Pero lo mejor de estos conciertos, como ya he dicho, es su cercanía. El permitirnos a los enamorados de este arte poder compartir de tú a tú las canciones y sus experiencias con sus protagonistas, donde artista y público se dan literalmente la mano. No podemos perder nunca estos momentos mágicos.



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