miércoles, 20 de agosto de 2014

Contadores a cero

Tres meses es mucho tiempo. Tres meses de recogimiento, de espera, de tensión, de ilusión, de angustia y de esperanzas rotas. Tres meses con este blog parado y con mi vida encogida y aletargada, esperando un resplandor, una señal, un destello de paz y tranquilidad que definitivamente no ha llegado. Pero el día a día sigue, cargando nuevas ilusiones y esperando ese destello de nuevo, que ahora se vislumbra lejos, pero espero que algún día venga para quedarse. 

Todos los que me conocéis sabréis a lo que me refiero con estas palabras, con este grito que intenta servir de antídoto para romper con todo y empezar de nuevo, para poner los contadores a cero y volver a soñar, volver a ser yo. Vendrán grandes momentos que harán este duelo más liviano e incluso llegarán a permitirme enterrarlo. Seguro. Pero mientras tanto intento dar un paso. Y otro más. Cada vez más ligeros, soltando lastre, soltando la angustia que me ha perseguido en estos últimos meses teñidos de pruebas, calificaciones, retos, ilusiones, dolor y rabia.

Y una vez más la música ha tenido un efecto sanador en mi. Ha permitido que vuelva a respirar exorcizando fantasmas y aceptando los obstáculos una y otra vez. Podré perder la fe, pero la música seguro que me ayudará a levantarme, a crecer, a aceptarme y a reconocerme en mis errores y en mis virtudes. 

Hace unos meses se grababa una canción a mi piel por todo lo que estaba viviendo. Por mi esfuerzo y recogimiento, por mi lucha desde mi "cuartel de invierno" y mi espera aletargada. Y hoy más que nunca se ha convertido en mi banda sonora, con la que me levanto y vuelvo a acostarme, con la que espero despegar definitivamente y romper el duelo:

"Cuarteles de invierno rompiendo su silencio.
Muñecas de hielo, testigos de este encierro.
Fue tan largo el duelo que al final
casi lo confundo con mi hogar.
Por mucho que vuelvo no encuentro mis recuerdos.
Los busco, los sueño; lo propio ya es ajeno.
Cayeron los bordes y el vaso ya está lleno.
Y ahora solo intento vaciar.
Solo necesito despegar.
Fue tan largo el duelo que al final
casi lo confundo con mi hogar."


También estos días me ha acompañado una voz muy cercana en estos últimos años. Una voz que la robo para hacerla mía y convertirme en protagonista de todas sus historias. Una voz con la que hace un tiempo quise huir y que ahora me ha llevado hasta "Nueva York" para hacerme "salir de aquí":

"Ahora que empezaba a acostumbrarme a todo esto, 
una nube negra se abalanza sobre mi, 
todas las canciones se convierten en pretexto, 
solo quiero salir de aquí."


Aunque para despegar definitivamente y sanar, para hacer de este camino un nuevo reto con el que vuelva a levantarme esperanzado... tal vez lo único que necesite sea abrir los ojos y confiar:

"Vivo esperando siempre a que tú me cuentes
que estoy adentro de lo que sientes."


Nos vemos en el camino de nuevo.