Amaral comienza el año 2017 con gira europea y con la publicación de un disco que es más que un regalo para sus fieles. El dúo maño nos ofrece una visión totalmente distinta de las trece canciones que componían su último disco "Nocturnal". Una revisión con un enfoque mucho más luminoso que se convierte en un disco con entidad propia definido por la valentía y el buen gusto. Os dejo a continuación mi análisis realizado para "El Giradiscos".
No es la primera vez que Amaral hacen algo así. Ya nos ofrecieron las
versiones acústicas de todos los temas de su anterior álbum “Hacia lo Salvaje”
en una edición doble del mismo que incluía estas tomas alternativas a modo de
demos, a partir de las cuales pulieron las versiones definitivas del disco.
Pero esta es la primera vez que Amaral dan forma a un disco acústico totalmente
independiente de su versión original (a pesar de que en Europa sí se vendan la
cara “nocturna” y “solar” de forma conjunta). Porque “Nocturnal Solar Sessions”
es un disco en sí mismo, no simplemente la versión acústica de “Nocturnal”. Su
entidad es evidente y conforma un álbum con personalidad propia, con canciones
a las que no se les puede llamar simplemente acústicas. Amaral ofrecen aquí su
vena más folk, aunque en algún momento también rozan la experimentación e
incluso se atreven a desnudar sus temas hasta dar una versión completamente
distinta de los mismos, totalmente nueva. En “Nocturnal Solar Sessions” hay
canciones que cambian hasta su tonalidad y aunque suene a tópico, ponen luz
donde antes había oscuridad. De esta forma podemos reintrepretar todos y cada
uno de los temas. Algunos se quedan en una versión acústica más limpia o
simplificada, pero en otros su sentido y estructura cambia por completo, al
igual que su sonoridad.
“Llévame muy lejos” se desnuda en una versión donde el violín toma la
voz cantante. “Unas veces se gana y otras se pierde” tal vez sea la única que
podría haber sido simplemente una demo básica para dar forma a su versión
definitiva aparecida en el disco original; y es justo en ese momento, cuando
podríamos haber tirado la toalla pensando que éste era un disco de demos,
cuando llega “Nocturnal” y nuestra percepción cambia por completo. “Nocturnal”
es ahora una canción folkie vibrante, lejos de las sombras que imprimía la
original. En “La ciudad maldita” destaca la presencia de la guitarra española
arpegiada al más puro estilo de cantautor y de nuevo se opta por un cambio radical
de estilo en “Lo que nos mantiene unidos”, que destila luminosidad, con un
estribillo apoyado casi únicamente en una base de sintetizador que va creciendo
y un piano que recoge toda la tensión de la canción.
Un nuevo giro de 180º se da en “500 vidas”, con un sonido que se va a
los Andes. “Cazador” parece un experimento pseudo-psicodélico, con ese órgano
que lleva el riff junto a la acústica. “Nadie nos Recordará” es ahora más
reposada pero a la vez más creíble, desgarrada y asentada principalmente en un
piano evocador, lo que es una constante en el disco, donde las acústicas casan
a la perfección con este instrumento, más aparcado por el grupo maño en discos
anteriores, pero que en éste destaca como hilo conductor, casi con más
presencia que las propias guitarras.
“La Niebla” suena más convincente que la original. De nuevo un folk
bien construido con una base percutiva que arrastra hasta conducirnos al punteo
de entrada al estribillo que recuerda directamente a la lejana “Los Aviones no
pueden volar”, consiguiendo una sonoridad que hubiera encajado perfectamente en
el disco donde se encontraba aquella canción, el maravilloso “Una pequeña parte
del mundo”. “Laberintos” sufre una mutación total. Sus coros de apoyo recuerdan
a la Enya de “Boadicea”, con una base de sintetizador que sobrecoge durante
todo el tema. Esta vez no podemos hablar de transformación acústica sino más
bien de un cierto toque ambient. “Laberintos” deja el protagonismo total a la
voz de Eva, que sólo necesita del punteo de la acústica para embellecer por
completo esta canción mayúscula. Le sigue “Chatarra”, donde la guitarra se
basta y se sobra para tensar la cuerda y prepararnos para el final,
consiguiendo una versión llena de fuerza gracias de nuevo a una interpretación
vocal magnífica. Tal y como pudimos oír en sus presentaciones en directo, “En
el tiempo equivocado” comienza a piano y voz consiguiendo estremecer hasta que
estalla en su recta final. Y tras este potente broche de oro y casi a modo de
pista escondida, aparece una versión reducida de “Noche de cuchillos” con los
violines como protagonistas, que logra un impacto mayor que la original.
La cara “solar” de “Nocturnal” es por momentos más intensa que la
original y mucho más directa, debido a que está pensada para sonar en
distancias cortas y desprovista de esa pátina de oscuridad que a mí consiguió
atraparme, pero que pudo desconcertar a algunos seguidores. Es un disco muy
interesante, aunque sería mucho más llamativo si no hubiera habido previamente
un “Nocturnal” al que hacer referencia. Si este “Solar Sessions” fuera
sencillamente una nueva entrega del dúo maño estaríamos hablando de unos Amaral
asumiendo más riesgos, en caída libre y apostando por nuevas sonoridades en su
cancionero, con un disco que rompe con todo lo anterior presentado por los zaragozanos.
Ojalá para su siguiente larga duración no sigan el camino fácil. ¿Quién sabe si
el disco que prepararán tras su gira europea llevará esta línea? Sería una
grata sorpresa.