lunes, 2 de febrero de 2015

La Isla Mínima

Comenzamos una semana muy importante para el cine español debido a que el próximo día 7 se entregarán, como cada año, los premios Goya. Y antes de que llegue esa fecha creo que puedo vaticinar que los principales premios serán para “La Isla Mínima”, película que pude ver la semana pasada y que, coincidiendo con la gran mayoría de los críticos españoles, tiene todas las papeletas para alzarse con los principales galardones.


Y es que la película merece un puesto destacable en nuestra filmografía. Y no lo merece por su historia, que a mi parecer no es excesivamente original y cuya trama no presenta demasiados momentos sorprendentes, sino por la manera de contarla. Por su fotografía en tonos ocres y grises (como la época retratada), por su claustrofobia a la hora de narrar cada pasaje (con un dramatismo axfisiante), por sus interpretaciones contenidas y crudas, por su música minimalista con la que se saborea mejor cada plano… Hay muchas razones por las que esta película ocupará un puesto especial y casi único en nuestro cine debido a que no estamos acostumbrados a ver este tipo de tramas en el cine patrio, algo que parece que su director Alberto Rodríguez está dispuesto a cambiar como ya demostrara también en su anterior cinta “Grupo 7”.


No soy de los que afirma que ésta es una de las mejores películas españolas en muchos años, ni que recuerda a Fincher y al ambiente que se respiraba en “Zodiac”. Me parece que eso es algo exagerado y tal vez forme parte de una estrategia de marketing. Pero es cierto que “La Isla Mínima” nos muestra un cine español poco habitual, cargado de matices, con interpretaciones sobresalientes (Javier Gutiérrez y Raúl Arévalo se complementan a la perfección), con planos magistrales (aún estoy seducido por los cenitales recurrentes) y con la capacidad de atraparte e inquietarte a partes iguales.

Tal vez lo pasé mejor con “El Niño”, que me entretuvo como las mejores películas de acción americanas, pero “La Isla Mínima” ha conseguido que mi cabeza vuelva una y otra vez a ella. Y eso es algo propio del mejor cine.


No hay comentarios:

Publicar un comentario