jueves, 23 de marzo de 2017

La solidez de Revólver

Tras publicar la reseña de este disco imprescindible que es "Capitol" os dejo también la crónica del potente concierto que ofreció Carlos Goñi y su banda el pasado sábado 11 de marzo en la sala Oasis de la capital aragonesa. Un lujo de principio a fin para todos los que nos congregamos allí.


Hacía mucho tiempo que no veía a Revólver en directo y el pasado sábado al salir por la puerta de la Sala Oasis cuando todo acabó sentí que había presenciado un concierto de gran nivel. Básicamente por tres cosas: La primera porque Carlos Goñi y su grupo habían dado un concierto potente y de altura otorgando un gran protagonismo a su último disco, que a pesar de su tono más acústico mostró su cara más afilada para la ocasión. La segunda porque el público brindó un respeto tremendo al artista entregándose cuando más lo requería el momento o escuchando con atención los temas más sentidos (increíble que este respeto empezase incluso con el telonero de la noche Luis Fercán, al que se le escuchó bastante más que a otros artistas que ejercen este duro papel). Y la tercera porque el sonido de la Sala Oasis fue esta vez magnífico, pudiendo apreciarse al máximo los matices de la velada y permitiendo seguir perfectamente las exigentes letras de las canciones de Goñi.

Dicho esto reconozco que volver a disfrutar de un concierto de Revólver en directo fue una experiencia intensa y muy placentera. Además si le sumamos que horas antes había podido tener una conversación larga y tendida con el protagonista de la velada (que veremos reflejada próximamente como entrevista en esta misma web) y que incluso había asistido al engranaje de la misma con la prueba de sonido, puedo afirmar rotundamente que a la noche no le faltó de nada.

El grupo comenzó con decisión y sin miedo, apostando por un tema poco conocido de su repertorio, “La Carretera”, que aparecía en el disco de inéditos de su caja conmemorativa por sus veinte años de carrera publicada en 2010 bajo el título “…Que 20 años no es nada”. A este tema le siguió “Sara” sonando muy potente, como lo era aquel arriesgado “Sur” del año 2000. Pero la noche no iba a ir por el camino fácil. Carlos Goñi estaba decidido a presentar el que considera uno de sus discos más personales y certeros de los que ha alumbrado, así que comenzó rápido a desgranar los temas pertenecientes a “Capitol”, del que sonaron hasta ocho en todo el concierto, algo no muy común en las giras de presentación de discos nuevos de artistas que como Revólver tienen una carrera que ronda ya los treinta años. Así desgranó “Premios y Cicatrices”, uno de los temas más incisivos del disco que esta noche sonó como un cañonazo especialmente por su solo de guitarra final. Y sin bajar la guardia y con el público enloquecido desde el primer acordé llegó “El roce de tu piel” (difícil cansarse de una canción tan bien construida a pesar de haberla escuchado cientos de veces) donde Goñi volvió a mostrar su dominio a las seis cuerdas. Admitámoslo, estamos ante uno de los mejores guitarristas de nuestro país aunque a algunos les cueste reconocerlo. Porque no es una “rock star” o un “guitar legend” (sé que estas etiquetas van muy en la línea de su reciente tema “Más tequila”), pero es un prodigio con el instrumento y me lo ha demostrado siempre que lo he visto en vivo.

¿Cómo no iba a estar encantado con el repertorio que estaban ofreciendo esta noche si la siguiente en llegar fue “Mustang Shelby”, una de mis favoritas de su último disco? Seguidamente llegó “Ángeles de alas sucias” con unos versos que son auténtica marca de la casa de nuestro protagonista y que consiguen trasladarnos con total claridad a los lugares que recrea la canción simplemente cerrando por un momento los ojos. “Frío en Madrid” sonó renovada en sonido e igualmente emocionante, dando paso a un tema con el que no consigo conectar aún quince años después, pero que a la mayoría del público parece entusiasmarle. Hablo de “Odio”, donde la enumeración cansa y la voz de Goñi no luce como en otros momentos.


“Si es tan sólo amor”, otro bombazo que desata pasiones, enlazó con su single más reciente, “BlackJack”, y encajó perfectamente con éste debido a que nos retrotrae a esa época dorada de Revólver, entre “El Dorado” y “Calle Mayor”, con Josué Santos agarrando por momentos el saxo y dando el toque preciso a la canción. Sinceramente, y dada la reacción del público, creo que “BlackJack” se ha convertido en un clásico instantáneo del repertorio de Revólver y seguramente se ganará un sitio fijo en futuras giras. Llegó así el cierre de la primera parte del concierto con otro clásico como “Dentro de ti”, con el público cantando al unísono y ofreciendo el arreglo original del tema aparecido en “Si no hubiera que correr”, que funciona mucho mejor que el que posteriormente presentaran en su primer “Básico”.

Apenas llevábamos una hora y cuarto de concierto por lo que se intuía una segunda parte generosa, como así fue. Carlos volvió sólo con su acústica para entonar la confesional “Perdí lo que no tuve” y la delicada “Campanilla”. A pesar de ser canciones nuevas se notaba mucho respeto en la sala (lo digo por el silencio que en otros conciertos cuesta conseguir) e incluso se veía a muchos de los ahí congregados cantando las letras al completo, algo que demuestra el grado de fidelidad de los seguidores con este artista, ya que el nuevo disco apenas lleva un mes en la calle. Introduciendo a su baterista Carlos Sánchez, que esta vez agarró el cajón, nos presentó “Sacristán de sacristanes” aclarando los motivos de este particular homenaje a “uno de los últimos grandes del cine patrio”, para dar paso después a Josué Santos, de nuevo con el saxo, y a su inseparable Manuel Bagüés al bajo y despedirse así de este tramo más íntimo con “Faro de Lisboa”. Estas cuatro canciones fueron las únicas netamente acústicas de la noche, lo que sorprende debido a que éste es el sonido predominante de “Capitol”, pero no así el del concierto, que ofreció una versión más eléctrica de la mayoría de los temas presentados.

La vuelta para los merecidos bises se convirtió en euforia por encadenar tres de las canciones más apreciadas del grupo: la siempre infalible “No va más”, la impactante “San Pedro” con otro solo de stratocaster de los que dejan con la boca abierta, y la maravillosa “El Dorado”, una canción que no necesita presentación y en la que sus diez minutos de desarrollo siempre dejan con ganas de más. Carlos Goñi, visiblemente agradecido, disfrutó con su final a la guitarra y el público enloqueció una vez más; definitivamente el momento lo merecía.

Revólver en directo me ha vuelto a confirmar que éste es un proyecto con un público siempre fiel, pero que convence no por dar lo que simplemente se espera de ellos sino por seguir arriesgando desde un sonido que nos es familiar a la vez que nos exige. Y si no, por favor, prestad atención a su extensa discografía, siempre con algún toque que diferencia a sus discos entre sí, y convenceos con sus directos, en un nivel de solidez al que estamos poco acostumbrados en algunos de nuestros grupos de referencia. Carlos Goñi, Manuel Bagüés, Carlos Sánchez y Josué Santos han formado un conjunto muy equilibrado, cómplice y entregado. Espero que les quede mucho que dar todavía y que regalen a “Capitol” una larga vida en directo.


domingo, 19 de marzo de 2017

El regreso del Revólver "clásico"

El lanzamiento del último disco de Revólver me hizo retomar su música con muchas más ganas que en entregas anteriores. Pero es que este "Capitol" lo merece. Un disco que nos recuerda a su etapa clásica, esa que se pierde entre "ElDorado" y "Calle Mayor". La cadencia acústica de este álbum nos devuelve al mejor Carlos Goñi en muchos años y nos acerca a su interior sin dejar de lado su crítica social y el reflejo de las postales que nos ofrece a diario este país.

"Capitol" ha dado mucho de sí para mí: el descubrimiento de un disco muy interesante, un directo del que fui testigo en la Sala Oasis de Zaragoza y una entrevista inolvidable mano a mano con su protagonista. "El Giradiscos" ha publicado ya la reseña del disco y la crónica del concierto, que os dejo en mi blog, y en breve estará disponible también esa entrevista de la que os hablo. Espero que os guste porque este "Capitol" merece ganarse un lugar destacado en la discografía del rock español de los últimos veinte años.


Carlos Goñi ha vuelto a resucitar al Revolver clásico con este “Capitol”, un disco de digestión lenta, pero como suele tenernos acostumbrados su protagonista, lleno de recovecos a los que volver una y otra vez. “Capitol” es el perfecto contrapunto acústico a su predecesor “Babilonia” y como nos venían advirtiendo los medios es una semi-vuelta a sus orígenes, y digo lo de semi porque lo veo más entroncado con aquel maravilloso “Calle Mayor” que con su lejano debut de 1990. Las guitarras acústicas dominan el minutaje, pero la actitud de Carlos Goñi sigue siendo dura, retratando la realidad sin pelos en la lengua, dejando bien marcados los “puntos” sobre las “ies”. Tal vez este “Capitol” sea su más interesante trabajo desde el citado “Calle Mayor”, un disco que respira profundidad en las intenciones, pero donde no hace falta machacar con un sonido más potente sino cocer los mensajes a fuego lento y con un decidido gusto por las distancias cortas. Revolver siempre ha sido de los que dejan las cosas claras y esta vez no cambia los patrones, tan solo los aligera o presenta de una forma más accesible que con “Babilonia”. Y por eso puede recordar a sus trabajos “Básicos”, aunque mi impresión es que está un paso por encima de éstos. Si los “Básicos” retratan a Revolver desde unos arreglos puramente acústicos, aquí la sonoridad es justo la que necesitan los temas, la más adecuada para esta colección. No es un traje a medida para la ocasión, sino que las canciones de “Capitol” piden este ritmo y cadencia, esta cercanía con el oyente que en ocasiones se pierde con unos watios de más.

En “Capitol” hay sitio para todo: para la introspección a modo de canción de autor como ocurre en “Perdí lo que no tuve” (con el uso de la guitarra española poco habitual en sus canciones), para hacer un repaso de las absurdas modas imperantes del momento presente en “Más tequila”, para hacer un alegato contra la pederastia en “Cerraré los Ojos” o incluso para reivindicar su amor por Barcelona. Según su autor es un disco para mostrar lo que él ha vivido en estos últimos años de puertas adentro, aunque sería más correcto decir que es también un disco hacia el exterior, exponiendo abiertamente las posturas de su protagonista, cantando una vez más sin miedo y en primera persona y siendo capaz de conmover o hacer revolverse en el sitio a sus oyentes.


Es un disco social y muy urbano. Compuesto al calor de la Gran Vía madrileña, pero siendo a la vez un disco íntimo y muy personal. Encontramos algún cañonazo con garra con esa escritura suya tan particular como “Mustang Shelby”. En contraposición se cuelan la intimidad de “Campanilla”, con imágenes que nos retrotraen a la infancia, o “Ángeles de alas sucias”, que juega de nuevo a la crítica social. “Premios y Cicatrices” hace un repaso personal de sus subidas y bajadas, e incluso hay tiempo para homenajear a amigos admirados como ocurre en “Sacristán de Sacristanes”. También hay sitio para una imagen muy certera del deseo y la pérdida de los sueños en “Frío en Madrid” y para otra de las escrituras clásicas de Goñi en “BlackJack”, el primer single extraído del disco con reminiscencias claras a la E-Street Band junto a ese protagonismo del saxo que tanto recuerda a “ElDorado”

Carlos Goñi además no se sube a la moda del folk americano que se cuela en muchos artistas rock de nuestro país, mantiene su estilo acústico tradicional donde no es necesario abusar del slide para emocionar y donde las seis cuerdas se bastan y sobran por sí mismas sin demasiadas florituras. La única pega que se le puede poner a este disco, aún siendo el más acertado de su autor de los últimos 20 años, es su larga duración, que llega a hacernos perder parte del interés en los últimos temas. “Magnolia Lane” suena como la perfecta despedida, pero llega con la guardia algo baja en el oyente. Teniendo en cuenta que las canciones de Revolver son de por sí largas y con densas letras, un repertorio más ajustado podría haber redondeado mejor el conjunto. Pero aún así, el resultado es muy interesante y rico en matices.

Habrá que esperar a ver la transformación de estas canciones para el directo si sigue apostando por el formato trío más contundente con el que ha hecho equipo en los últimos años. Me refiero a Manuel Bagüés y Julián Nemesio, al bajo y batería respectivamente. Tal vez para ser fiel al espíritu de “Capitol” necesite algún miembro más en la banda que dé un color menos eléctrico al repertorio, aunque estoy seguro de que Carlos Goñi encontrará el mejor modo de hacerlo.


sábado, 4 de marzo de 2017

Diez años esperando la Primavera

Escribir este artículo para "El Giradiscos" me hacía muchísima ilusión porque quería reflejar abiertamente mi pasión por este gran músico que es Fabián, por el que siento una inmensa admiración desde que lo descubrí. Y el décimo aniversario de su debut era una buena ocasión para hacerlo, porque es un disco casi perfecto, una pequeña maravilla que nadie debería perderse.


Conocí la música de Fabián de forma casual. Hacía tiempo que había dejado de lado el más puro estilo de cantautor y lo que leía acerca del músico leonés iba en esa línea, por eso no me acerqué a él hasta que me llegaron muchas referencias y todas ellas muy buenas sobre “Después del incendio y otras cosas así”. Fue entonces cuando me decidí a darle una oportunidad a su música. En el momento en el que llegó a mis oídos “La huída” supe que Fabián iba a acompañarme siempre. Ese disco me cautivó al instante y rápidamente me sumergí en su discografía. “Adiós, Tormenta” y “Espera a la Primavera” me llevaron a sus orígenes y pensé cómo podía haber pasado por alto a este compositor e intérprete tan personal hasta ese momento. Este acercamiento tardío me permitía disfrutar más si cabe del placer de escuchar y conocer desde cero a Fabián, dejándome llevar por su música hasta donde ésta quisiera. Efectivamente partía de la canción de autor pero disco a disco iba más allá, acercándose al pop elegante y cuidado, pero siempre con una profundidad en las letras que calaba hondo. Llegaron después “(La Brisa Leve) La Luz Distinta” y el más reciente “La Fe Remota”, ambos sobresalientes y que confirmaban que Fabián merecía un reconocimiento mayor por la audiencia general.

Y así nos plantamos en el momento actual, en el que Fabián celebra el décimo aniversario de la publicación de su primer disco “Espera a la Primavera”. Un disco que era imposible de encontrar y que ha reeditado su modesta discográfica “La Viejita Música” para celebrar la efeméride. Como regalo incluye a modo de bonustracks el que fuera su primer EP “Plegarias”, en el que vemos los primeros pasos del leonés con versiones de algunas canciones que luego aparecerían en su disco debut. Gracias a esta reedición he podido hacerme con el disco (del que hasta ahora sólo disponía de una copia pirata) y estoy encantado. La verdad es que es un debut increíble, con un nivel altísimo, que confirma desde el primer minuto que Fabián no sólo se mueve en la canción de autor sino que domina también las estructuras del pop y del songwriter clásico americano.


“Marzo” abre el disco de forma delicada, como susurrando. Descubrimos así una voz que deleita con su cadencia única y que consigue atraparte desde sus sencillos y directos versos. “Páginas tuyas” nos muestra un ataque más directo desde una música construida con más garra pero apoyada igualmente en un entorno acústico. Eso sí, te hace cantar a pleno pulmón hasta volver a la paz y el minimalismo de “Dos violetas”. “Mis calles de arena” se torna pop, un tema descriptivo en el que se huele el mar como deseo que parte del protagonista de la canción y se vuelve tuyo. “Apenas” duele, como una ruptura pero con un final que llega a arrojar mucha luz. “Horizontes” tiene una sonoridad fantástica, con la presencia de un banjo juguetón que nos brinda un giro hacia un folk exigente, y de ahí nos vamos a un guiño casi experimental como es “Principiosobligados” con una voz distorsionada sonando casi a modo de juego. En “Hoy” sin embargo embriaga una voz que no encuentra límites, que transmite y desgarra en una nueva versión del abandono. “Como los gatos” es una maravilla, una canción que crece y estremece con ese solo de harmónica y eléctrica al final junto a esa interpretación al límite, en un estilo muy cercano al narrador de historias que no se avergüenza de todo lo que nos da y al que se lo agradecemos enormemente por permitir identificarnos totalmente con sus sinceros relatos. Una suerte de Bob Dylan acercando distancias, de tú a tú. Para terminar hace acto de presencia “Triunfadores”, una canción que nos habla de la lucha diaria, del valioso triunfo de salir adelante. Cada vez que escucho esta canción se me ponen los pelos de punta y los ojos vidriosos, no lo puedo evitar, porque dice tanto de una forma tan sencilla y a la vez tan contundente… Por algo fue la ganadora del Certamen Nacional de Jóvenes Autores celebrado en Elche en el 2004, aunque sin tener que recurrir a los premios, es una canción que sobrecoge por sí sola.

Todo este torrente de emoción y creatividad se consigue con la instrumentación justa de manos del propio Fabián a las guitarras, Alberto Álvarez con una exquisita percusión minimalista, Mario Delgado con su toque eléctrico, el multiinstrumentista Pepe López o su mano derecha y encargado también de la producción Yuri Méndez, que sigue colaborando estrechamente con el músico leonés a día de hoy. Por si esto fuera poco, y como he comentado antes, en la reedición que nos ocupa se incluyen también las cinco canciones que formaron parte de “Plegarias” donde además de tres temas ya citados (“Apenas”, “Dos violetas” y “Triunfadores”), aparecen a modo de presentación la instrumental que ponía título a este EP y “El tipo equivocado”, donde ya se vislumbran las dotes innatas de Fabián para zarandearnos con su voz, que tiempo después serían una constante, uno de los motivos de mi pasión por el artista.

Hablar de este disco, aunque tenga ya diez años, es hablar de una música atemporal y que perfectamente se puede colar en nuestras vidas en este momento. Nunca es tarde para dejarla pasar. Así “Espera a la Primavera” funciona a la perfección gracias principalmente a una voz que te deja con un nudo en la garganta, con la que todo lo que cuenta se hace creíble, y a unos arreglos preciosistas infinitamente poderosos. En perfecta comunión con el Quique González más melódico, con el Drexler más directo e incluso con la capacidad de sobrecoger que tenía el canto de Jeff Buckley. Perderse entre los acordes de las canciones de Fabián es un auténtico placer que no deja indiferente. Gracias por este regalo.