sábado, 11 de abril de 2015

"500 Noches para una Crisis" en Zaragoza

Las vacaciones de Semana Santa ya son cosa del pasado y la vuelta al día a día es un hecho, pero sin duda se lleva mucho mejor con el recuerdo de la noche del pasado día 28 de Marzo en la que la gira “500 Noches para una Crisis” recaló en Zaragoza.

Todo lo vivido en aquel mágico concierto será difícil de olvidar, pues fue uno de los más especiales de los que he visto de Sabina, por no decir que fue el mejor de todos ellos (y son unos cuantos).


Después de unos meses esperando volver a ver a Joaquín Sabina con una gira que prometía ser mítica llegó por fin el día. Había intentado no saber demasiado de lo que vería esa noche y hasta había guardado mi copia del disco “500 Noches para una Crisis” sin escuchar para sorprenderme más con lo que nos deparase el repertorio, aunque era inevitable saber algo de esta gira de la que todo el mundo hablaba. Ya en diciembre, con los conciertos que el ubetense dio en Madrid y Barcelona, sus seguidores pudimos imaginar lo que serían estos conciertos: una celebración por todo lo alto del disco más reconocido de todos los publicados por Sabina y un pequeño repaso a algunos de los temas de mayor calado de su repertorio. Y es que el disco “19 días y 500 noches” sonaría prácticamente entero y en su orden original. Una apuesta arriesgada para cualquier artista que presente un disco completo en directo, aunque para el maestro Sabina interpretar este disco tal y como fue parido no iba a suponer ningún problema, ya que se defiende perfectamente como una colección de canciones atemporal y vibrante. Y es que “19 días y 500 noches” es un disco prácticamente redondo, que no pasa de moda y que el público de Joaquín agradecemos siempre en cada escucha.


Así que la parada de “500 Noches para una Crisis” en Zaragoza iba a ofrecer un espectáculo previsible en cuanto a repertorio pero no en cuanto a emociones desbordadas. Joaquín Sabina estuvo inmenso desde los primeros acordes de “Ahora que…”, y su banda (repleta de compañeros inseparables) nos ofreció las mejores interpretaciones posibles de este cancionero, que se mantiene solo por sí mismo, pero el mimo con el que fue acariciado por Pedro Barceló, Josemi Sagaste, Jaime Asúa, Mara Barros, Antonio Gª de diego y Pancho Varona lo hicieron único, como presentado de forma individual para cada uno de los asistentes al Pabellón Príncipe Felipe de la capital aragonesa. Sabina y su banda nos cantaron al oído de una forma inmejorable (puedo decir incluso que la voz del maestro sonó mejor que en sus últimas giras, con más cuerpo y entereza). Además se les vio disfrutar a todos en el escenario: a Mara con sus guiños sensuales hacia el maestro y su voz de terciopelo, a Antonio con sus reconocibles y precisos punteo a la guitarra, a Josemi con su toque de viento dorado (y su falda escocesa, claro), a Pedro con su pegada precisa, a Jaime con su actitud roquera y a Pancho con su espíritu solemne y su camaradería inquebrantable. Y Joaquín, qué deciros de Joaquín… pues que casi hacía que se me saltaran las lágrimas cada vez que le veía sonreír en el escenario, pero sonreír de lo mucho que se le veía disfrutar con cada canción. Además estuvo tremendamente inspirado en los comentarios de las canciones y en los diferentes gestos con sus compañeros de escenario.


¿Qué más puedo deciros de este magnífico concierto? Pues que a mí me sonó a despedida, pero unida a una celebración por todo lo alto. Sabina nos sorprendió con algún tema inesperado como “Mater España” o la emocionante “Peces de Ciudad”, e incluso se reservó un pequeño homenaje a Roberto Zimmerman con su versión de “It ain't me, babe (Ese no soy yo)”. Sus clásicos como “Y sin embargo”, “Princesa” o “Contigo” sonaron mejor que nunca y “Más de cien Mentiras” me hizo levitar, consiguió que me sintiera muy afortunado por ser uno de los privilegiados en asistir a esta gira única e irrepetible, con un Sabina que a sus 50 y 15 sigue sabiendo darnos lo que más nos conmueve, lo que nos une fuertemente a una música que es parte de cada una de nuestras vidas, que ha crecido con nosotros y que no se olvida nunca.


Ojalá me equivoque y ésta no sea la última gira de Sabina, pero si fuera así podría decir que se despidió de la mejor forma posible: con un repertorio sólido y acertado, con una escenografía cargada de detalles (muchos de los cuadros representados en escena eran tremendos) y con una energía pletórica, mejor que nunca. El Sabina más emocionante y emocionado.


2 comentarios:

  1. Muy buen resumen!!comparto las emociones...Nos hizo vibrar desde el minuto uno

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  2. Muy buen resumen!!comparto las emociones...Nos hizo vibrar desde el minuto uno

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