martes, 27 de noviembre de 2012

Magia en directo

El concierto del pasado viernes de Mika fue simplemente soberbio. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de un buen espectáculo. Mika se presentó en el escenario de la sala madrileña “La Riviera” con una afonía más que evidente y advirtió desde la primera canción (en un perfecto español) que su voz no estaba al 150% y que esperaba ofrecer un concierto lo mejor posible a pesar de estar al 70-80% de sus capacidades. Su intención era no defraudar y no cancelar a pesar de no encontrarse bien, siempre y cuando su voz (y su enorme fuerza de voluntad) se lo permitiese. Por supuesto Mika no defraudó. Sacó toda su fuerza para afrontar su espectáculo íntegro en unas condiciones en las que la mayoría de los artistas ni lo hubieran intentado. No faltaron sus famosos "falsetes", saltos, globos, coros improvisados y mucha fiesta. Pero lo más importante es que salvó las canciones con suma elegancia, destreza y buen humor, cuando fue necesario.

El concierto tuvo gratas sorpresas para mi:
Lo primero de todo fue lo acertado del lugar. Nunca había estado en "La Riviera" y me pareció un lugar perfecto para este tipo de espectáculos que piden comunicación estrecha y directa con el público. De tamaño apropiado y con la capacidad para permitir a todos los asistentes disfrutar de una buena visión y un sonido correcto durante todo el concierto. Durante esta gira parece que Mika está escogiendo este tipo de recintos para sus actuaciones y mejora mucho la propuesta más grandilocuente de su anterior gira.

Lo segundo fue la sólida banda que acompaña a Mika. Prácticamente todos sus miembros son nuevos con respecto a sus últimas giras y lo mejor es que saben transformar a la perfección su último disco, excesivamente programado, en un sonido orgánico y acústico muy cuidado.
Lo tercero, y no por eso lo menos importante, fue la buena elección y transformación del repertorio; te deja con ganas de más y no decepciona. Curiosamente una de las canciones que menos me gustaba de su último disco fue la que más me sorprendió en directo: "Stardust", en su versión piano y voz, sobrecoge y cambia por completo el concepto del disco. Y si a este tema, que te deja con la boca abierta, le sumas inmediatamente después "Underwater", todo se vuelve perfecto.

No faltaron temas imprescindibles de su repertorio como "Stuck in the middle", con una buena introducción a dos pianos, "Billy Brown", con la presencia de un nuevo arreglo de saxofón sustituyendo al resto de metales, o una gran despedida con "We are golden". Hasta temas menores como "Celebrate" o "Popular song" dieron un paso de gigante en el concierto.

Sin duda Mika gana en las distancias cortas. Disfruté mucho más de este concierto que del que asistí en 2010 en el Palau Sant Jordi de Barcelona. La cercanía, la entereza y la dedicación plena, a pesar de no estar al 100%, hacen que me quite el sombrero ante este artista, cada vez más grande y más sincero.

Y como deseaba, el concierto confirmó que Mika es un ARTISTA con mayúsculas, a pesar de los tropiezos con la producción de su último disco. El directo hace justicia con los mejores músicos.

Hasta la próxima.

 
 

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