"Capitol" ha dado mucho de sí para mí: el descubrimiento de un disco muy interesante, un directo del que fui testigo en la Sala Oasis de Zaragoza y una entrevista inolvidable mano a mano con su protagonista. "El Giradiscos" ha publicado ya la reseña del disco y la crónica del concierto, que os dejo en mi blog, y en breve estará disponible también esa entrevista de la que os hablo. Espero que os guste porque este "Capitol" merece ganarse un lugar destacado en la discografía del rock español de los últimos veinte años.
Carlos Goñi ha vuelto a resucitar al Revolver clásico con este “Capitol”,
un disco de digestión lenta, pero como suele tenernos acostumbrados su
protagonista, lleno de recovecos a los que volver una y otra vez. “Capitol” es
el perfecto contrapunto acústico a su predecesor “Babilonia” y como nos venían
advirtiendo los medios es una semi-vuelta a sus orígenes, y digo lo de semi
porque lo veo más entroncado con aquel maravilloso “Calle Mayor” que con su
lejano debut de 1990. Las guitarras acústicas dominan el minutaje, pero la
actitud de Carlos Goñi sigue siendo dura, retratando la realidad sin pelos en
la lengua, dejando bien marcados los “puntos” sobre las “ies”. Tal vez este
“Capitol” sea su más interesante trabajo desde el citado “Calle Mayor”, un disco
que respira profundidad en las intenciones, pero donde no hace falta machacar
con un sonido más potente sino cocer los mensajes a fuego lento y con un
decidido gusto por las distancias cortas. Revolver siempre ha sido de los que
dejan las cosas claras y esta vez no cambia los patrones, tan solo los aligera
o presenta de una forma más accesible que con “Babilonia”. Y por eso puede
recordar a sus trabajos “Básicos”, aunque mi impresión es que está un paso por
encima de éstos. Si los “Básicos” retratan a Revolver desde unos arreglos
puramente acústicos, aquí la sonoridad es justo la que necesitan los temas, la
más adecuada para esta colección. No es un traje a medida para la ocasión, sino
que las canciones de “Capitol” piden este ritmo y cadencia, esta cercanía con
el oyente que en ocasiones se pierde con unos watios de más.
En “Capitol” hay sitio para todo: para la introspección a modo de canción
de autor como ocurre en “Perdí lo que no tuve” (con el uso de la guitarra
española poco habitual en sus canciones), para hacer un repaso de las absurdas
modas imperantes del momento presente en “Más tequila”, para hacer un alegato
contra la pederastia en “Cerraré los Ojos” o incluso para reivindicar su amor
por Barcelona. Según su autor es un disco para mostrar lo que él ha vivido en
estos últimos años de puertas adentro, aunque sería más correcto decir que es
también un disco hacia el exterior, exponiendo abiertamente las posturas de su
protagonista, cantando una vez más sin miedo y en primera persona y siendo
capaz de conmover o hacer revolverse en el sitio a sus oyentes.
Es un disco social y muy urbano. Compuesto al calor de la Gran Vía
madrileña, pero siendo a la vez un disco íntimo y muy personal. Encontramos
algún cañonazo con garra con esa escritura suya tan particular como “Mustang
Shelby”. En contraposición se cuelan la intimidad de “Campanilla”, con imágenes
que nos retrotraen a la infancia, o “Ángeles de alas sucias”, que juega de
nuevo a la crítica social. “Premios y Cicatrices” hace un repaso personal de
sus subidas y bajadas, e incluso hay tiempo para homenajear a amigos admirados
como ocurre en “Sacristán de Sacristanes”. También hay sitio para una imagen
muy certera del deseo y la pérdida de los sueños en “Frío en Madrid” y para
otra de las escrituras clásicas de Goñi en “BlackJack”, el primer single
extraído del disco con reminiscencias claras a la E-Street Band junto a ese
protagonismo del saxo que tanto recuerda a “ElDorado”
Carlos Goñi además no se sube a la moda del folk americano que se cuela
en muchos artistas rock de nuestro país, mantiene su estilo acústico
tradicional donde no es necesario abusar del slide para emocionar y donde las
seis cuerdas se bastan y sobran por sí mismas sin demasiadas florituras. La
única pega que se le puede poner a este disco, aún siendo el más acertado de su
autor de los últimos 20 años, es su larga duración, que llega a hacernos perder
parte del interés en los últimos temas. “Magnolia Lane” suena como la perfecta
despedida, pero llega con la guardia algo baja en el oyente. Teniendo en cuenta
que las canciones de Revolver son de por sí largas y con densas letras, un
repertorio más ajustado podría haber redondeado mejor el conjunto. Pero aún
así, el resultado es muy interesante y rico en matices.
Habrá que esperar a ver la transformación de estas canciones para el
directo si sigue apostando por el formato trío más contundente con el que ha
hecho equipo en los últimos años. Me refiero a Manuel Bagüés y Julián Nemesio,
al bajo y batería respectivamente. Tal vez para ser fiel al espíritu de
“Capitol” necesite algún miembro más en la banda que dé un color menos
eléctrico al repertorio, aunque estoy seguro de que Carlos Goñi encontrará el
mejor modo de hacerlo.
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