miércoles, 2 de abril de 2014

Saliendo del letargo

Todos estos últimos meses están siendo para mi un ir y venir entre libros y apuntes de geografía e historia. Es lo que tiene prepararse unas oposiciones mientras intentas que tu día a día tenga un tono de cierta normalidad. Por eso, durante todo este tiempo no puedo dejar de sentirme atraído por la magia de una buena canción que me permita evadirme de mi rutina o una gran película que consiga hacerme soñar.

Por supuesto que a este blog no le estoy dedicando demasiada atención. Intento estar al día en lo que ocurre a mi alrededor, pero apenas saco tiempo para sentarme frente a una página en blanco, aunque lo eche de menos.

De todas formas, y a pesar de esta inactividad en internet, no he podido resistirme a narrar brevemente lo que el pasado viernes recorrió mi cuerpo al volver a escuchar en directo a una de las bandas más honestas de nuestro país.


Elefantes iniciaron la gira de presentación de su nuevo disco “El Rinoceronte” en Zaragoza, en la mítica Sala Oasis. Y fue un regalo poder volver a ver a este grupo tras 8 años de parón sin que se notara absolutamente nada su ausencia. Parecía que fuera ayer cuando dieron su último concierto. El grupo estaba perfectamente unido, sonaba engrasado y sus clásicos tenían el impacto se siempre: frescos, potentes, emocionantes y con mucho gancho. Shuarma no pierde su carisma y gana muchos más enteros que cuando le hemos visto presentando sus discos en solitario. Y es que la banda al completo es la que posee la magia. A pesar de que Shuarma sea el compositor principal también en Elefantes, sus temas suenan muy diferentes con sus compañeros de viaje y se hacen mucho más creíbles. La guitarra de Hugo Toscano se me antojó precisa y más que potente, sonando clara, pero en momentos también ruda y pesada. Y la sección rítmica de Jordi Ramiro y Julio Cascán se escuchó sin fisuras, imparable.


El concierto fue memorable. Repasaron los mejores temas de su nuevo disco, que a mi parecer sabe renovar su sonido pero sin perder su estilo personal (atentos a canciones como “Momentos”, “Aún más alto”, “10.000 formas”, “No me busques” o las ya conocidas “Equilibrios” y “Escuchar al viento”), y nos regalaron alguna sorpresa que puso la emoción a flor de piel, como cuando interpretaron “Cada parte de ti”, “Por verte pasar”, “Cuéntame” o cerraron con la delicada “Me gustaría poder hacerte feliz” (sin lugar a dudas uno de sus mejores temas). Pero claro, como no emocionarse cuando Elefantes interpretaron sus clásicos que nos han acompañado siempre y que los hacen tan grandes como “Azul”, “Me he vuelto a equivocar”, “Que yo no lo sabía”, “Somos nubes blancas” o “Piedad”. Es en esos momentos cuando comprendes que Elefantes ha sido, es y será un grupo de referencia en nuestro día a día, que como se dice algunas veces, forma parte indispensable de la banda sonora de nuestra vida.

La emoción fue incontenible, el pulso se aceleró y Elefantes se volvió a comer el mundo, ganándose uno a uno a todos los presentes en la Oasis. No hay mejor regalo para esta primavera que volar y sentir la vitalidad de este grupo que está de vuelta con sus grandes canciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario