jueves, 25 de abril de 2013

Mumford & Sons

Una vez más ha vuelto a suceder. No dejo de sorprenderme con la magia de las grandes canciones y la fortuna de escuchar algunos discos que se quedan reposando en tu interior y que, poco a poco, van cambiando tu forma de entender la música. Una vez más tengo que agradecer a mi gran amigo Nacho por darme la oportunidad de descubrir a otro gran grupo, y es que desde la pasada semana no puedo dejar de escuchar Mumford & Sons.

Algunas recomendaciones siempre se acogen con mejor predisposición que otras, y es que cuando sonó el nombre de Mumford & Sons entre lo que no podía perderme me quiso sonar y supe que podría haber potencial: “De verdad, no te va a defraudar”.

Y así lo hice. Conseguí una copia del último disco de Mumford & Sons, me la puse a oscuras justo antes de dormirme y quedé totalmente atrapado. Podría decir hipnotizado. Esa música era un regalo y, claro, me quedé sin dormir hasta escuchar el álbum completo. La verdad es que mi amigo tenía razón. Mumford & Sons me había cautivado y sabía que el disco de “Babel” iba a ser un disco muy importante para mi a partir de ahora. Al día siguiente, como no podía ser de otra manera, me informé sobre el grupo y descubrí que era una banda avalada por la crítica y por el público desde la publicación de su primer disco “Sigh No More”. Tenían varios premios y se habían convertido, según algunas noticias de la prensa especializada, en los representantes de la nueva escena folk londinense. Todas estas críticas eran, por supuesto, muy estimulantes para continuar con la escucha de este grupo, pero lo que de verdad importaba era el poso que sus canciones habían dejado en mi. Después de escuchar su primer disco “Sigh No More” confirmé que el grupo, su espíritu y sus canciones eran un “diamante en bruto” y aunque este disco había sido varias veces premiado y la calidad de sus temas es incuestionable, mi cabeza me pedía volver de nuevo a “Babel” y encontrarme con esas canciones que me habían puesto los pelos de punta y que conseguían emocionarme como las mejores.

Así es “Babel” un disco contundente, con interpretaciones desgarradas, enérgicas y vitales, el perfecto disco de un grupo honesto. La verdad es que es un grupo que desde los primeros compases de escucha me recordó a Dave Matthews Band, de los que siempre me ha atraído su propuesta, y a su sonido folk americano, pero curiosamente es un grupo británico. Y consiguen un sonido puramente folkie, pero modernizado, del mejor estilo americano, de ese que saben dar muestras grandes grupos de ese continente como Counting Crows, Wilco, R.E.M. en su etapa inicial o los citados Dave Matthews Band.

Recomiendo encarecidamente la escucha de los dos discos de mis nuevos invitados Mumford & Sons, de los que seguro nos queda todavía mucho con lo que deleitarnos y disfrutar sin medida. Ahí nos quedarán siempre temas tan atrevidos como “I Will Wait”, “Lover of the Light” o “Hopeless Wanderer”, todo un descubrimiento de altura.


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