jueves, 1 de febrero de 2018

Mismo Sitio, Distinto Lugar

Hace un mes "El Giradiscos" publicaba la reseña sobre uno de los discos más importantes para mí en los últimos meses. En ella quise plasmar lo que significa este cambio de rumbo en lo estilístico y personal para uno mis grupos de cabecera. Sin lugar a dudas, "Mismo Sitio, Distinto Lugar" supone un antes y un después en la carrera del combo de Tres Cantos y se hace imprescindible de forma instantánea. Una auténtica obra maestra.


Afrontaba el último disco de Vetusta Morla con mucha expectación, pues los de Tres Cantos nunca dejan indiferente. Los adelantos de “Mismo Sitio, Distinto Lugar” sonaban algo más alejados de sus fórmulas habituales y la información sobre la forma de afrontar la composición y grabación de este disco también apuntaba maneras. El propio título ya sugería un cambio de miras, una nueva forma de encarar sus canciones y efectivamente así es. “Mismo Sitio, Distinto Lugar” puede convertirse en el “sancta santorum” de Vetusta Morla, en su piedra angular. El disco con el que el combo madrileño afronta un cambio en sus fórmulas (que ya de por sí rompían con todo lo anterior escuchado en el panorama nacional hasta su irrupción hace diez años) y reconfigura su mundo interior y su espacio de proyección. Diez canciones que dejan claras sus intenciones desde la primera escucha. Hay ganas de cruzar el umbral, de comenzar de nuevo, y eso que podían permitirse la comodidad de un espacio que habían ganado por derecho propio, pero esa no es su actitud. Lo suyo es dar un giro de timón sin perder su norte, pero afrontando nuevos rumbos que les hagan crecer. Nuevas derivas que afrontar.

Estas diez canciones son en sí mismas un viaje que el oyente emprende junto a los seis miembros del grupo dejando atrás lo vivido y afrontando nuevos caminos. No es en sí mismo un disco conceptual, pero ésta es la sensación que flota como base en el ambiente de sus canciones. Los propios Juanma Latorre y Guille Galván, compositores de la banda, dejaron claro desde el principio que no iban a quedarse quietos después del gran reconocimiento de su anterior disco y gira, que algo iba a cambiar, y efectivamente cada una de estas canciones dan buena fe de ello. Grabadas en los míticos estudios Hansa de Berlín (cuna de inmensos discos como “Heroes” de Bowie o “Achtung Baby” de U2), el ambiente de contemporaneidad se impregna en la obra sin dejar de lado tampoco los guiños y referencias a su pasado.


Todas estas canciones son una reafirmación de la esencia de Vetusta Morla, pero a la vez apuestan por una metamorfosis evidente. “Deséame suerte” inaugura la nueva vuelta de este carrusel y emprende un viaje en el que ese deseo se convierte en el pilar para su nuevo rumbo. Hay un cambio, una reformulación, y nos hacen partícipes del mismo buscando esa pizca de suerte que escapa de nuestra voluntad en cada uno de nuestros arriesgados caminos. También esa línea sigue “El discurso del Rey”, una especie de sueño a una realidad alternativa llena de nuevas oportunidades. “Palmeras en la Mancha” comienza como un juego con personajes sacados directamente de un noticiero y en los que también vemos intenciones de cambio, de empezar una nueva vida, haciéndonos partícipes de ella. Podemos vislumbrar en ella una pequeña road movie, con aires a Thelma y Louise en el fondo y las formas, sin perder el pulso y garra característicos del grupo. “Consejo de Sabios” es una de las grandes canciones de la colección, con esos cambios de intensidad y letra críptica que tan bien manejan los madrileños. Totalmente adictiva y sugerente. Le sigue la delicada “23 de Junio”, una canción que nos suena familiar, que tiene mucho de canción popular a ritmo de vals, recordando incluso a otros temas de su trayectoria como "Maldita dulzura" o "Alto", y que nos invita de nuevo a soltar lastre. “Guerra Civil” ya provoca desde su título y genera cierto desasosiego emocional, aunque el tema que verdaderamente nos golpea hasta dejarnos en la lona es “Te lo digo a ti”, un auténtico grito descarnado, agresivo y sin piedad hacia todo aquello que nos ata y no nos deja avanzar. Dos minutos que dejan exhausto pero de alguna manera consiguen exorcizar esos demonios internos que a todos nos persiguen. Tras la tempestad llegamos a un triduo final más reflexivo y esperanzador. “Punto sin retorno” nos invita a seguir el sedal de nuestro nuevo rumbo sin miedo, sabiendo que todo va a cambiar, que no hay vuelta atrás, pero con confianza. Una canción de huida hacia adelante cargada de esperanza. Para cuando nuestro cuerpo se siente en paz al terminar esta canción, comienza un sonido ambiental enigmático que nos atrapa y conduce hacia “La vieja escuela”, quizá la más experimental de toda la colección, la que lleva el sello adherido de los estudios donde ha sido grabada (es imposible no caer en su red tras esa intro envolvente). Esta canción, siendo la que más se aleja del resto en temática, también sugiere una mirada hacia adelante. Habla de los músicos que han acompañado al grupo desde sus inicios (y a muchos de nosotros) y que comienzan a desaparecer, lo que sugiere que esa “vieja escuela” pueda ser mirada desde la admiración y el profundo respeto para educar a sus relevistas. El final llega de la mano de la canción que da título al disco y que resume a la perfección su espíritu. “Mismo Sitio, Distinto Lugar” es una mirada hacia el futuro, un no quedarse quietos y sentir que nuestro viaje acaba de empezar. No será fácil, asumiremos riesgos, pero está decidido: no estaremos de nuevo en el mismo lugar aunque no cambiemos de sitio. Esta es la filosofía del disco, una temática que insiste en el cambio de rumbo y que se constata en la sonoridad del álbum más exigente de Vetusta Morla.

Aunque tampoco hay que temer demasiado a los cambios. Pucho y los demás siguen siendo ellos mismos. Su particular forma de tratar a las guitarras no se ha perdido. De hecho podemos buscar paralelismos con algunos de sus clásicos en estas piezas. Pero sí, hay una intención de sonar diferentes, de no repetirse, y así los múltiples efectos y sintetizadores se convierten por momentos en los verdaderos protagonistas.


Junto con su maravillosa presentación (lo de este grupo con el packaging de los discos es algo de otro planeta, un regalo fantástico y siempre sorprendente) y su producción cuidada hasta el más mínimo detalle (una buena parte de la responsabilidad de este cambio sonoro está en Carles Campi Campón asumiendo las riendas), Vetusta Morla nos invitan a avanzar con ellos, a formar parte de esto como protagonistas de excepción, y consiguen volver a seducirnos y hacer de este “Mismo Sitio, Distinto Lugar” nuestro nuevo e inseparable compañero por mucho tiempo, de hecho, es muy probable que se quede para siempre.



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