sábado, 30 de noviembre de 2013

"The Last Ship" no convence

Hoy quería mostrar mi descontento por la pobre impresión que me ha provocado el último disco de Sting “The Last Ship”. Este lanzamiento se anunció como el primer disco de Sting con material totalmente nuevo de los últimos diez años y parecía que podía cumplir con los deseos de cualquier fiel seguidor del músico británico, pero no ha sido así. Se nos presentó como la colección de canciones que Sting había compuesto para un musical sobre la crisis industrial asociada al cierre de los astilleros tradicionales de Wallsend y que estaba inspirada en las propias vivencias del músico y su familia, saliendo a relucir la idea del autodescubrimiento. De hecho parece que el musical se estrenará el año que viene en Broadway, pero espero que mejore lo que se nos presenta en el disco a nivel musical.

Lo que deberían haber hecho para promocionar el disco es no engañar a los seguidores. Este no es un disco de Sting al uso (ese músico que hace bastante tiempo se perdió entre música barroca y experimentos sinfónicos). “The Last Ship” es un disco sin gancho, para nada es un disco de pop-rock como los que acostumbraba a ofrecernos en las décadas de los ’80 y ’90. Es un experimento “fallido” de hacer un homenaje a sus raíces pero que no transmite y se queda vacío.

Soy un seguidor de Sting desde siempre (aún recuerdo que “...Nothing like the sun” fue uno de los primeros discos que me grabé en casette), pero creo que en los últimos años hemos perdido al gran creador de canciones, a aquel que dejó un cancionero soberbio con The Police y que supo madurar con el pop de los ’80 y ’90 en su carrera como solista. En los últimos años Sting ha intentado acercarse a otros estilos que ni domina ni los hace creíbles y se ha estrellado.

Esperaba que algún día regresase el Sting de “Ten Summoner’s Tales” o  de “Brand New Day” (su último gran disco de estudio a tener en cuenta), pero creo que eso ya no va a poder ser. Cierto que en los últimos años ha dejado claro que quería explorar otros sonidos muy distantes del pop como hiciera con su disco de música barroca grabado en 2006 “Songs from the Labyrinth”, con los sonidos navideños y folkies de “If on a winter’s night” o con la revisión de sus clásicos acompañado de una orquesta sinfónica en “Symphonicities” (tal vez lo mejor de este periodo sea la grabación del disco en directo “Live in Berlin” de 2010). Pero creo que no hace falta que siga demostrando su eclecticismo con este nuevo cambio de estilo (aunque a veces quiera recordarnos a la épica de “The Soul Cages”) porque lo que debería hacer es lo que mejor sabe hacer: grandes canciones de pop-rock, discos cargados de emoción y de potencia, canciones con gusto clásico pero fácilmente digeribles para todos los públicos. Y no estoy hablando de reivindicar al Sting de los tiempos de “The Police” (de hecho todos pudimos ver que la vuelta a los escenarios del trío en 2007 no les sentó demasiado bien a nivel personal). Estoy pidiendo que Sting vuelva a hacer grandes discos clásicos como ha demostrado saber hacer sin sus compañeros Andy Summers y Stewart Copeland. Discos frescos como “The dream of the Blue Turtles”, maduros como “...Nothing like the sun”, reflexivos como “The Soul Cages”, vitales como “Ten Summoner’s Tales”, delicados como “Mercury Falling”, vanguardistas como “Brand New Day” o bellos como “All this time”. Sting empezó a perderse con el difícil “Sacred Love” y no ha sabido volver al camino que un día supo trazar sin apenas aristas. No digo que no tengan mérito los discos que ha lanzado desde entonces, pero no convencen. Aunque él intente defenderlos, les falta alma y se quedan en una pose demasiado forzada.

No nos engañemos, no se puede encontrar el éxito eternamente y algunos artistas no pueden hacer otra cosa a estas alturas que sonar aburridos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario