En el último domingo del año quería desearos un feliz 2014 para todos los que os dejáis caer por este blog de forma asidua y para los que lo hacéis de manera más anecdótica.
Espero seguir compartiendo con todos vosotros reflexiones de mi día a día, pero sobretodo mucha música, como la que nos ha dejado este 2013 en el que hemos podido disfrutar de grandes nombres como David Bowie, Depeche Mode, Beady Eye, Arcade Fire, Quique González, Andrés Calamaro, Iván Ferreiro, Fabián, Ariel Rot, James Blunt, Ocean Colour Scene, Pearl Jam o Sigur Rós. Estoy seguro que seguiremos sorprendiéndonos con otros muchos grandes artistas en este nuevo año que comienza, pero sobretodo espero que poco a poco podamos ver cumplidos TODOS nuestros mejores deseos.
De nuevo un programa único de Jordi Évole y su equipo. Nadie como ellos para acercar al gran público estos temas que TODOS necesitamos conocer y que gracias a ellos podemos profundizar con un sentido crítico más que necesario.
Esta temporada de "Salvados" está siendo otra vez excelente, pero creo que merece especial atención el programa de ayer por acercarnos a un escándalo como el de las Preferentes del que se cuenta poco, pero en el que de nuevo sale a relucir la sinrazón y falta de escrúpulos de los que mueven los hilos en nuestro país. Sin desperdicio la explicación tan clara de lo que son las Preferentes en el arranque del programa de la mano del periodista Eduardo Segovia y el cierre siempre impactante con el ex-presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores Julio Segura.
Y después de valorar lo más destacado de nuestros artistas, repasaré también las grandes canciones de este 2013 a nivel internacional, entre las que hay verdaderas joyas:
Arcade Fire - "Afterlife" en Reflektor
Los canadienses Arcade Fire han vuelto a hacer algo único con su nuevo disco y esta canción muestra el espíritu intrigante de sus grandes composiciones.
Depeche Mode - "Angel" en Delta Machine
Desafiantes, arriesgados pero fieles a un estilo único a inigualable: Son Depeche Mode y ésta una de sus canciones más crudas pero que más transmiten de su última joya Delta Machine.
Pearl Jam - "Mind your Manners" en Lighting Bolt
Me encantan los medios tiempos de Pearl Jam, pero creo que con sus disparos directos como este tema de presentación de su nuevo disco son únicos porque acercan la dureza del rock al gran público y siempre dejan con ganas de más.
Paul McCartney - "Save Us" en New
¿Quien sino McCartney nos enseña una y otra vez como se puede hacer un gran disco de pop cargado de temas potentes junto a alguna que otra pieza desconcertante y arriesgada aún teniendo más de 70 años? Su disco New es una buena muestra de ello y este tema sabe abrirlo de la mejor manera que cabe esperar.
James Blunt - "Face the Sun" en Moon Landing
Siempre me ha atraído la sencillez pop de este británico que nos cautivó hace casi diez años con "You're Beautiful". Su estilo sigue intacto. Melodías precisas con arreglos del mejor brit-pop que siguen emocionando porque conectan con nuestro yo más profundo.
David Bowie - "Valentine's Day" en The Next Day
Un artista mayúsculo al que he podido acercarme otra vez con su nuevo disco cargado de altibajos, pero con algunos temas memorables como el que aquí señalo que suenan a clásicos en el repertorio del "duque blanco".
Manic Street Preachers - "(I Miss The) Tokio Skyline" en Rewind the Film
Con este último disco los galeses han dado una clara vuelta de tuerca hacia el lirismo y la delicadeza en la composición. Madurez o riesgo. Siempre a tener en cuenta.
Ocean Colour Scene - "If God Made Everyone" en Painting
Simon Fowler y compañía nos demostraron con este lanzamiento que seguían perfectamente compenetrados y que dominaban el lenguaje del brit-pop tras más de 20 años de carrera, tan frescos como en sus mejores tiempos. Este tema es buena muestra de que siguen haciendo grandes canciones con melodías pop y actitud rock.
Beady Eye - "Start Anew" en BE
Pocas canciones como esta conectan a los seguidores del pop británico más clásico con el más actual. La voz de Liam Gallagher es un regalo, sin duda su mejor interpretación hasta la fecha.
Sigur Rós - "Ìsjaki" en Kveikur
El grupo más destacado de Islandia nos ha dejado un disco cargado de temas crudos y sombríos, pero en los que se ve una luz al final totalmente reconfortante como ocurre con esta pieza.
Como cada año llegamos al mes de Diciembre y a todos nos da por recapitular lo más granado que nos deja el año que se va. Yo no voy a ser menos, aunque en este caso he preferido hacer una reseña de algunas de las canciones que más me han calado sin pretender hacer con esta selección un ranking, sino más bien una sugerencia para todo aquel que quiera dejarse llevar...
Voy a dividir esta selección de temas en dos bloques, uno nacional y otro internacional, y es que este año me ha dejado un buen sabor de boca en lo musical, no tanto por el número de lanzamientos sino por la calidad de los mismos.
Algunas de estas canciones se encuentran también en los mejores discos presentados en los últimos doce meses, por lo que dejaré constancia de los mismos para animaros a una escucha completa. Allá vamos con lo más llamativo del panorama nacional:
Bunbury - "El Cambio y la Celebración" en Palosanto
Una canción que es toda una declaración de intenciones llamando al cambio y buscando en éste el verdadero motivo para seguir adelante.
Iván Ferreiro - "Como conocí a vuestra madre" en Val Miñor-Madrid. Historia y Cronología del Mundo
El artista gallego se muestra mucho más positivo y vital y nos inyecta una buena dosis de optimismo con este flechazo.
Coque Malla y Leonor Walting - "Berlín" en Mujeres
Delicadeza y saber hacer en esta revisión de la fantástica "Berlín" con la grandeza de la compañía de una invitada de lujo.
Fabián - "No tengas miedo" en (La Brisa Leve) La Luz Distinta
Cada día más imprescindible y necesario es este artista leonés como esta canción tan cercana y sencilla de mensaje rotundo y demoledor.
Quique González - "Viejos Capos" en Delantera Mítica
Canción con gancho, descaro y mucha garra como el mejor rock que nos muestra al Quique González más crítico y necesario.
Andrés Calamaro - "Tantas veces" en Bohemio
Aunque argentino de nacimiento, Andrés tiene también corazón ibérico, como sus canciones. Hacía tiempo que no sonaba Calamaro con el alma de Los Rodríguez. Parece que canciones como esta hayan sido siempre parte de su repertorio.
Ariel Rot - "Nunca es tarde para el Rock 'n' Roll" en La Huesuda
En un disco tan bien hecho como La Huesuda destaca para mi este tema que es la autobiografía de los artistas dedicados al rock en estos momentos difíciles a los que se enfrentan.
Leiva vs Ferreiro - "Anticiclón"
Y como no, cierro esta selección con la que para mi ha sido "la canción" de este 2013. Por su inspiración, por su acertada melodía, por su intensidad, por su rítmica y por conseguir transmitirme una emoción desbordante. "Anticiclón" me deja sin palabras.
Hoy quería mostrar mi descontento por la pobre impresión que
me ha provocado el último disco de Sting “The Last Ship”. Este lanzamiento se
anunció como el primer disco de Sting con material totalmente nuevo de los
últimos diez años y parecía que podía cumplir con los deseos de cualquier fiel
seguidor del músico británico, pero no ha sido así. Se nos presentó como la
colección de canciones que Sting había compuesto para un musical sobre la
crisis industrial asociada al cierre de los astilleros tradicionales de
Wallsend y que estaba inspirada en las propias vivencias del músico y su
familia, saliendo a relucir la idea del autodescubrimiento. De hecho parece que el musical se estrenará el año que viene en Broadway, pero
espero que mejore lo que se nos presenta en el disco a nivel musical.
Lo que deberían haber hecho para promocionar el disco es no
engañar a los seguidores. Este no es un disco de Sting al uso (ese músico que
hace bastante tiempo se perdió entre música barroca y experimentos
sinfónicos). “The Last Ship” es un disco sin gancho, para nada es un disco de
pop-rock como los que acostumbraba a ofrecernos en las décadas de los ’80 y
’90. Es un experimento “fallido” de hacer un homenaje a sus raíces pero que no
transmite y se queda vacío.
Soy un seguidor de Sting desde siempre (aún recuerdo que
“...Nothing like the sun” fue uno de los primeros discos que me grabé en casette),
pero creo que en los últimos años hemos perdido al gran creador de canciones, a
aquel que dejó un cancionero soberbio con The Police y que supo madurar con el
pop de los ’80 y ’90 en su carrera como solista. En los últimos años Sting ha
intentado acercarse a otros estilos que ni domina ni los hace creíbles y se ha
estrellado.
Esperaba que algún día regresase el Sting de “Ten Summoner’s
Tales” ode “Brand New Day” (su último
gran disco de estudio a tener en cuenta), pero creo que eso ya no va a poder
ser. Cierto que en los últimos años ha dejado claro que quería explorar otros
sonidos muy distantes del pop como hiciera con su disco de música barroca
grabado en 2006 “Songs from the Labyrinth”, con los sonidos navideños y folkies
de “If on a winter’s night” o con la revisión de sus clásicos acompañado de una
orquesta sinfónica en “Symphonicities” (tal vez lo mejor de este periodo sea la
grabación del disco en directo “Live in Berlin” de 2010). Pero creo que no hace falta que
siga demostrando su eclecticismo con este nuevo cambio de estilo (aunque a
veces quiera recordarnos a la épica de “The Soul Cages”) porque lo que debería
hacer es lo que mejor sabe hacer: grandes canciones de pop-rock, discos
cargados de emoción y de potencia, canciones con gusto clásico pero fácilmente
digeribles para todos los públicos. Y no estoy hablando de reivindicar al Sting
de los tiempos de “The Police” (de hecho todos pudimos ver que la vuelta a los
escenarios del trío en 2007 no les sentó demasiado bien a nivel personal). Estoy
pidiendo que Sting vuelva a hacer grandes discos clásicos como ha demostrado
saber hacer sin sus compañeros Andy Summers y Stewart Copeland. Discos frescos
como “The dream of the Blue Turtles”, maduros como “...Nothing like the sun”,
reflexivos como “The Soul Cages”, vitales como “Ten Summoner’s Tales”,
delicados como “Mercury Falling”, vanguardistas como “Brand New Day” o bellos
como “All this time”. Sting empezó a perderse con el difícil “Sacred Love” y no
ha sabido volver al camino que un día supo trazar sin apenas aristas. No digo
que no tengan mérito los discos que ha lanzado desde entonces, pero no
convencen. Aunque él intente defenderlos, les falta alma y se quedan en una
pose demasiado forzada.
No nos engañemos, no se puede encontrar el éxito eternamente y algunos artistas no pueden hacer otra cosa a estas alturas que sonar aburridos.
El pasado sábado participé de nuevo en el rodaje del primer
largometraje de Ignacio Estaregui. Esta vez congregó a unos 200 extras
disfrazados en pleno centro de Zaragoza para recrear el carnaval de Cádiz para
una de las escenas de su película.
A pesar del frío fue una experiencia muy gratificante donde
pudimos sentir de cerca la magia de hacer cine. Muchos de los allí congregados
se preguntaban cómo podía llevar tanto tiempo rodar una escena, pero eso es el
cine: trabajo, esfuerzo y sacrificio para conseguir emocionar y transmitir. No
es fácil, pero es mágico.
Tras muchas horas y un ambiente en el que se respiraba puro
cine llegamos al final de una jornada más de “Justi&Cía” y pudimos ver el
enorme trabajo de todo el equipo técnico y de los actores Hovik
Keuchkerian y Álex Angulo: grandes profesionales y grandes personas.
Tengo que quitarme el sombrero ante el nuevo disco de
Enrique Bunbury. Siempre he sido seguidor del músico zaragozano (sobre todo de
su etapa en solitario) y he podido analizar en profundidad su obra y sus
sucesivos cambios de tendencia, unas veces más acertados que otros. Y la verdad
es que este me parece su trabajo más honesto, más equilibrado y más profundo.
Un trabajo auténtico que nos muestra la faceta más personal de un Bunbury que
renuncia a su pose de divo para desnudarse y dar su obra más auténtica.
Ya lo sé, muchos dirán que tras su etapa al frente de los
Héroes del Silencio, su disco más destacado por lo arriesgado de su propuesta en
ese momento y a la vez el disco que definiría su personal sonido entre el rock
y la fusión mediterránea es “Pequeño”. Otros dirán que su giro más crudo a
partir de “Hellville de Luxe” y “Las Consecuencias” era lo más acertado de su
carrera y otros incluso no hayan sido capaces de ver más allá de los Héroes y
de su gira de regreso en 2007. Pero no, después de haber degustado el disco
tranquilamente y seguro de que volveré a él una y otra vez a encontrar más
detalles reveladores, puedo afirmar tranquilamente que me quedo con este
Bunbury: Con el que deja atrás lo latino y se centra en un rock maduro cercano
a veces al mainstream o al pop coral y melódico, pero sin duda un Bunbury al
que no le importa el “qué dirán” y que renuncia en casi la totalidad del disco
a su pasado marcado por el Mediterráneo y la exploración latina.
No me gustaba demasiado que Bunbury estuviera realizando
tanta promoción de su nuevo disco. Me sonaba a que quería vendernos un trabajo
menos sólido, del que quería convencernos, pero ahora creo que lo que hacía era
advertirnos de que este era un disco para tener realmente presente, que este
era el Bunbury más auténtico, el Bunbury desnudo ante sus seguidores. Y se ha
hablado mucho del carácter de protesta del álbum, pero yo creo que es una
protesta necesaria del propio autor que se reivindica a sí mismo a la vez que
pone el dedo en la llaga de algunos de los asuntos más actuales de este siglo
XXI: corrupción, falta de principios, rechazo a lo establecido y necesidad de
cambio y revolución.
“Palosanto” está día tras día en mi cabeza. No me lo puedo
creer. Yo que he sido tan crítico con la carrera de este artista, pero que a la
vez he sabido reconocer sus momentos más inspirados, me quito el sombrero ante
su nueva criatura (como lo ha hecho él mismo en la portada del disco). Si
“Radical Sonora” me gustó por su riesgo y sonoridad que rompía con el rock
rotundo de Héroes del Silencio, si “Pequeño” me enamoró por su fuerza e
intensidad, si “Flamingos” y “El Viaje a ninguna parte” me convencieron por su
madurez (aunque creo que a ambos les sobraban la mitad de sus temas), si
“Hellville de Luxe” me volvió a hacer creer en el Bunbury no reñido con el rock
y si “Las Consecuencias”demostró que el
intimismo también estaba en su cancionero (aunque yo no he llegado a conectar
todavía con estas canciones)… “Palosanto” es la confirmación de que Bunbury se
hace necesario para todo aquel que le apasione la música que transmite, que
emociona y que nos lleva a otro lugar.
No sé todavía muy bien con qué canciones quedarme del disco,
aunque claramente la parte más acertada es la primera, en la que Enrique
Bunbury afirma que se encuentran los temas más combativos. Es también en esta
parte donde brillan los temas a medio tiempo acompañados de cuerdas y coros
hasta ahora no conocidos en el cancionero del aragonés y es también la parte
que cierra con un tema antológico “El Cambio y la Celebración”, toda una declaración
de principios. De la segunda parte eliminaría algún tema fuera de lugar como
“Hijo de Cortés” o “Mar de dudas”, pero me parece bastante equilibrada aunque
tal vez ya vista en su cancionero.
No lo dudéis; el Bunbury de “Licenciado Cantinas” no volverá
(¡menos mal!) y los tiempos de experimentos poco creíbles espero que tampoco
(“El tiempo de las cerezas” o sus orgías con “Panero”). Este es el verdadero
Bunbury: el artista que se nos muestra con todas sus grandezas, plenamente en
forma. Con una voz más que inspirada y unas letras acertadísimas, el Bunbury
del “Cambio y la Celebración”… ¡Qué lujo!
¿Qué tiene Baz Luhrmann que consigue cautivarme una y otra vez? COLOR, MÚSICA, FUERZA, VITALIDAD, RITMO, SENSIBILIDAD y ESPECTACULARIDAD.
Una vez más este director de cine australiano ha hecho que me enamore y sobrecoja con su particular visión de las más grandes historias de amor de todos los tiempos. Lo hizo con la atrevida revisión pop del clásico de Shakespeare "Romeo y Julieta" ambientado a finales del siglo XX. También lo logró con una de las historias más conmovedoras sobre el amor que rompe todas las barreras como fue el experimento musical de "Moulin Rouge", ambientado en el París bohemio de 1900. Y ahora lo vuelve a conseguir con esta versión del clásico de F. Scott FitzGerald "El Gran Gatsby" que refleja un colorido Nueva York de los años 20, rico, electrizante y muy atractivo.
"El Gran Gatsby" es puro cine de Baz Luhrmann: Amor y pasión en una tragedia clásica, narrada con un ritmo trepidante. Luhrmann la ha sabido llevar a su terreno y de nuevo me ha hecho disfrutar de cada escena y cada plano por su singular visión tan caótica como milimétrica, tan moderna como clásica, tan personal y única. Si con la historia narrada en "Australia" me dejó más indiferente con "El Gran Gatsby" consigue lo mejor de sí mismo, como ya hiciera con la anteriormente citada "Moulin Rouge".
Por supuesto que sé que hay muchos detractores de este director considerado un visionario para unos y excesivo para otros, pero sin duda, para mi, es todo un referente.
No voy a volver a decir lo que ya mucha gente ha expresado
sobre esta película, pero merecía una mención por toda la emoción que ha
conseguido transmitirme. “Searching for Sugar Man” es un documental espléndido,
muy bien realizado, que te mantiene con la intriga según van sucediéndose los
acontecimientos, sincero y muy emocionante.
Ya había oído hablar sobre la historia de Rodríguez a
raíz del estreno y las buenas críticas de la película y sabía que por el tema
tratado iba a engancharme, pero consiguió algo más: Se instaló dentro de mí, me
conmovió su música y me fascinó la historia que narra. ¿Cómo puede quedarse un
artista de la talla de Rodríguez en el anonimato más absoluto en EE.UU. y
convertirse en un ídolo que inspira y alimenta la esperanza en Sudáfrica?
“Searching for Sugar Man” es una historia de confianza y esperanza.
La humildad de su protagonista cala hondo y transmite la necesidad de ser fiel
a lo que uno cree y siente porque esa es la base de nuestra felicidad, a pesar
de que por el camino encontremos muchos obstáculos. Además la película también
nos habla del poder de la música, de la capacidad que tiene este arte para mover
a la gente, transmitir intensas emociones y cambiar nuestro pequeño mundo.
El mensaje de Rodríguez impregnado en sus discos “Cold Fact”
y “Coming from Reality” me acompaña desde entonces y el eco de una película
como esta me alienta en el saber que “todo llega” gracias a la magia y el poder
de la música.
Quería comentaros mis impresiones sobre la “Fiesta del Cine”
celebrada los pasados días 21, 22 y 23 de octubre. Creo que es una iniciativa
muy acertada porque nos acerca a todos al cine gracias a una bajada más que
considerable de los precios. En esos días podías asistir a una sesión de cine
por solo 2,90 euros y eso es una buena manera de mover a la gente hasta las
salas, porque todos sabemos que las películas han sido hechas para disfrutarlas
en la gran pantalla y si los precios son aceptables la gente se vuelca.
La semana pasada se sacaron muchas conclusiones sobre esta
iniciativa llevada a cabo en la mayoría de los cines de España, pero lo que se
dejó bien claro es que una de las razones por las que las salas de cine están
vacías en la actualidad es por su elevado precio. Si bajamos las entradas la
gente acude en masa. Y no estoy diciendo que se bajen tanto los precios como en
los días de la “Fiesta del Cine”, pero con una bajada significativa, los
resultados en número de espectadores seguro que mejoraban. Y es que se notó con
creces: las filas a las puertas de los cines hablaban por sí solas y la gente transmitía
su deseo de disfrutar de esas películas como se merecen. Así que ¿por qué no
nos planteamos esta iniciativa como una forma de reflexión? La gente quiere ir
al cine y con precios algo más ajustados veríamos resultados parecidos a los de
la semana pasada en muchas salas de nuestro territorio.
Yo por mi parte intenté aprovechar al máximo esta iniciativa
y asistí a tres grandes películas durante los tres días de promoción: “El
mayordomo”, “Rush” y “Gravity”.
Sentí una pequeña decepción con “El mayordomo” a pesar de que
la película es claramente notable. Esperaba una visión más política y me quedé
con la sensación de que los diversos presidentes a los que sirve este mayordomo
encarnado por Forest Whitaker en la Casa Blanca se presentan casi de forma
cómica y se quedan en lo anecdótico (Impresionante el parecido de Alan Rickman
caracterizado como Ronald Reagan). Lo más llamativo se convierte en la relación
entre padre e hijo dentro de la lucha por la adquisición de la igualdad de
derechos de la comunidad negra en la segunda mitad del siglo XX en EE.UU.
De “Rush” diré que para los apasionados a la F1 es una
gozada porque se viven los entresijos de este deporte en una época donde
competir era literalmente jugarte la vida. Las secuencias de los grandes
premios reconstruidos en la película son memorables, pura adrenalina, y además
me parece un lujo poder conocer con más detalle las experiencias de una leyenda
viva de la F1 como es Niki Lauda.
De las tres me quedaré, sin duda, con “Gravity” por la forma
de manejar el suspense y la tensión en una película que rompe las barreras del
cine conocido de ciencia ficción: se acerca al espectador, te sacude en la
butaca, te deja sin aliento… Es una película que te hace sentir totalmente
dentro de la acción como ninguna antes lo había hecho. Y es que sientes en tu
piel todo lo que la protagonista experimenta como si fueras tú el que estás
bajo ese traje espacial. La verdad es que es una película impresionante y tiene
algunos planos magistrales a gravedad cero como nunca antes había visto.
Ayer vi por primera vez el programa de la 2 “Torres y
Reyes”, un espacio de lo más interesante que tendré que tener en cuenta por lo
atrevido de su propuesta: Humor, debates, entrevistas, masterclass y alguna
sorpresa, todo ello conducido por Mara Torres y Joaquín Reyes.
Sabía de su existencia, pero todavía no me había acercado a
él y la verdad es que merece la pena aprender, reír y descubrir todo lo que
puede aportarnos un espacio valiente donde caben las propuestas más diversas.
Anoche precisamente el programa giraba en torno a la música
y fue un verdadero lujo disfrutar del debate sobre la industria musical (donde
intervino, entre otros, el director de Radio 3) o de la masterclass sobre el
valor de la cultura de Chojín.
La verdad es que el programa me encantó por su formato y
ayer concretamente por su temática en la que ante todo se defendía la cultura
en lugar de quedarse en el debate sobre la piratería o el declive de la
industria discográfica. Además terminó con una entrevista y un gran número musical de Asier Etxeandía
(el que fuera el maestro de ceremonias en la versión teatral española de
Cabaret) defendiendo el valor del intérprete enamorado de su trabajo y
apasionado con la vida. Un gran broche final y, lo mejor, un gran programa.
Mi gran amigo Ignacio Estaregui empieza a rodar en los próximos días su primer largometraje con Hovik Keuchkerian y Álex Angulo en los papeles protagonistas.
Justi&cia será una película entre la comedia y las clásicas road movies en la que seguro que Nacho sabe dar lo mejor de sí mismo.
Aún recuerdo aquella mañana del mes de mayo en la que me contabas las primeras ideas de este proyecto tan ambicioso y que hoy es ya una realidad...
En estos días de las fiestas del Pilar vuelve a mi cabeza un
gran recuerdo de uno de los conciertos que marcaron aquellos años de
crecimiento en los que se afianzaban mis grandes pilares musicales. Me estoy
remontando a las fiestas del año ‘96 en las que pude presenciar en primera fila
y muy bien acompañado un concierto mítico, único, un antes y un después en mi
experiencia musical. Hablo del concierto que se marcaron a dúo Los Rodríguez y
Joaquín Sabina. Ambos estaban en el mejor momento de su carrera. Los primeros
tras publicar “Palabras más, Palabras menos” eran reconocidos como los grandes
maestros del rock en castellano, y Sabina mostraba su lado más urbano y
heterogéneo en su último disco de la “voz amable”, el elegante y mayúsculo “Yo,
mi, me contigo”.
Este tándem Rodríguez-Sabina marcó la música española
durante el verano y otoño de 1996 con una gira espléndida donde nunca se sabía
cuándo terminaba la fiesta y donde se disfrutaba al 100% de cada nota y verso
coreado al unísono por todos los asistentes.
Me pongo nostálgico no para decir que cualquier tiempo
pasado fue mejor, sino para reivindicar la magia que también nos ofrece la
actualidad. Y es que hoy por hoy Sabina sigue siendo todo un referente para el
que ama la música popular y uno de los más inspirados letristas españoles (aunque ahora su voz se haya roto definitivamente) y Los Rodríguez siguen
viviendo en el olimpo del rock en castellano gracias a las aportaciones que nos
ofrecen los omnipresentes Ariel Rot y Andrés Calamaro.
Hoy quería hablaros de este último y de su fantástico nuevo
disco “Bohemio”. Andrés Calamaro ha vuelto y lo ha hecho como mejor sabe hacer.
Nos ofrece un disco de rock sincero, dejando las cosas bien claras y el sonido
asentado, ese sonido que nos recuerda mucho a Los Rodríguez y a sus mejores
obras como solista.
Y es que la obra del artista argentino se mueve en muchos
frentes: entre el riesgo bien medido y certero (“El Cantante”), las experiencias
faltas de credibilidad (“On the Rock”), las aventuras incomprendidas (“El Palacio
de las Flores”, “Tinta Roja”) o las titánicas obras con muchos momentos para el
olvido (“El Salmón”). Pero además de esto, Andrés Calamaro es todo un referente
para el rock si tenemos en cuenta su dúo de gemas e inconmensurables criaturas “Honestidad
Brutal” y “Alta Suciedad”. Parece que este “Bohemio” se acerca más a estos dos últimos
discos citados (los primeros tras la disolución de Los Rodríguez), lo que querría
decir que se trata de un disco imprescindible.
“Bohemio” es un disco valiente, un disco claro y honesto en
el que su justo minutaje (poco más de media hora) no deja huecos vacíos o
faltos de inspiración. Es un disco relajado, amable pero con espíritu salvaje,
como lo es toda su obra. Y en él no faltan grandes temas que podrían pertenecer
a la década de los ’90 como “Rehenes”, “Nacidos para correr”, “Plástico fino” o
“Inexplicable”. Pero además la inspiración se hace muy presente en el sentido
homenaje a Luis Alberto Spinetta de “Belgrano”, en la siempre desgarrada melodía
enamorada de “Cuando no estás” o en la declaración de principios como artesano
de canciones de “Dentro de una canción”. Sin duda el mejor Calamaro, aquel
que intentó asomar en “La Lengua Popular” pero que ahora se muestra en todo su
esplendor. Disfrutemos de él como tantas veces hemos hecho. Un placer.
Como cada otoño el mercado musical viene cargado de grandes novedades y este año parece que son bastante interesantes. Aquí os dejo una muestra de lo que espero con impaciencia y que os recomiendo por diversos motivos:
1. Bunbury: Lanzará un nuevo disco en Octubre que promete ser más rockero y comprometido, y efectivamente se nos muestra así de claro y contundente en este tema reivindicativo y musicalmente electrizante que puede convertirse en una buena razón para reconciliarme con este artista.
2. Iván Ferreiro: Su nuevo disco recién estrenado se llama "Val Miñor-Madrid. Historia y cronología del mundo" y promete ser un ejercicio de introspección y descubrimiento. Siempre espero ansioso las novedades de este artista gallego, y una vez más este primer tema presentado me deja totalmente extasiado y con ganas de mucho más.
3. Paul McCartney: El prolífico beatle nos trae de vuelta esos temas que mejor se le dan y que recuerdan a ese pasado que sigue marcándonos a todos a ritmo de pop gigante. "New" es toda una declaración de principios que se merece un 10.
4. Pearl Jam: Esta banda nos da con cada nuevo disco lo mejor de sí mismos y además están en plena madurez facturando enormes temas de rock clásico y contundente. Cada vez son un mayor placer para nuestros oídos y seguro que con su próximo disco "Lighting Bolt" vuelven a conseguirlo.
5. Arcade Fire: Este grupo no deja de sorprenderme pues sus discos son sinónimo de vanguardia y riesgo, pero siempre con una enorme calidad y buen gusto. Seguro que con su próximo disco doble vuelven a dejarnos con la boca abierta y, por supuesto, nunca indiferentes.
6. Coldplay: Aunque sin nuevo disco en el horizonte la banda británica presenta nuevo single para la banda sonora de "Los juegos del Hambre: En llamas". Un tema aparentemente sencillo pero que nos va atrapando hasta su clímax final y que merece ser tenido en cuenta como referente para un posible nuevo giro del grupo.
7. The Killers: El grupo estadounidense presenta su primer grandes éxitos tras diez años de carrera y lanza un single de presentación marca de la casa muy en la línea de sus últimas composiciones.
Ahora toca esperar y disfrutar de todos estos nuevos lanzamientos con más calma. Espero que os gusten.
Ayer acabó la 68º edición de la Vuelta a España y con ella
el periplo de “las grandes” del ciclismo anuales. Tras un verano de Tour
de Francia centenario y Vuelta a España con resultados inesperados en su podio vuelvo a quedarme
con un agradable sabor de boca tras disfrutar de este deporte tan intenso y
emocionante.
Gracias a todos los que habéis hecho que mis sobremesas de
verano merezcan más la pena y a todos los que valoran el esfuerzo titánico y
enorme espíritu de superación de estos auténticos “fuera de serie” como V. Nibali,
J. Rodríguez, C. Froome, A. Contador, F. Cancellara, S. Sánchez y tantos otros.
Hasta el año que viene
P.D: Aquí os dejo algunas instantáneas tomadas al paso de la espectacular contrarreloj por el "Alto del Moncayo" el pasado 4 de Septiembre.
En los últimos años se nos presentan cada vez más nuevas
formas de promoción musical como los trailers por internet, las lujosas
ediciones de coleccionista de nuevos y viejos lanzamientos o los conciertos
privados y masterclass.
A principio de este verano pude asistir a una de estas
masterclass para presentar el nuevo disco de Ariel Rot “La Huesuda” y aunque
he tardado en contaros esta experiencia, creía que era
necesario para valorar el gran acierto de esta propuesta.
Aquella calurosa tarde de primeros de julio y en poco más de
una hora, Ariel Rot en persona nos condujo a todos los presentes en el foro de
la fnac al interior de su grandioso octavo disco de estudio como solista (si
dejamos fuera su recopilatorio “Dúos, tríos y otras perversiones”, su revisión
de temas acústicos de las sesiones de “Lo siento, Frank” y su disco en directo “En
vivo mucho mejor”).
El disco que presentaba el artista argentino había caído en
mis manos pocos días atrás y apenas había tenido tiempo para saborearlo, pero
este acercamiento profundo en manos de su creador me hizo entenderlo mucho
mejor y disfrutar de cada uno de sus detalles desde entonces: Entendí el porqué
de la actual revisión en clave de rock crudo de la pobre versión original de “Debajo
del puente”, la grandeza de una balada de corte clásico pero emocionante como “Para
escribir otro final”, la astucia para convertir en clásico un tema
aparentemente simple en “Mil palabras sucias al oído”, la dificultad de hacer
realidad una idea como una ranchera fronteriza al llevarla al estudio con “La
huesuda”, el virtuosismo en la guitarra por la gran progresión de acordes en “Rubias
de NY”, el dramatismo lírico que asoma tras la historia de “Puro frenesí”, las
anécdotas reales que inspiraron “En los últimos cien metros” o el desparpajo y
valentía para hacer una crítica al negocio musical en “Nunca es tarde para el Rock and
Roll”.
Sin duda es un disco brillante, pero se vuelve mágico
gracias a ese buceo sin límites entre los entresijos de la composición, el
proceso de creación de arreglos y grabación o la explicación del porqué de esas
historias tan bien descritas en las canciones presentadas. Ariel Rot se mostró
muy abierto a dar cualquier tipo de explicación que se convirtió en un regalo
para todos los amantes de su música allí presentes y más jugoso si cabe si se
era músico, pues Ariel mostró sin ningún pudor la sucesión de acordes de los
temas, los pormenores de los arreglos utilizados en la mayoría de las canciones
e incluso las historias más íntimas que se escondían en sus letras.
En definitiva, un lujo para todo aquel que disfruta de la música,
una nueva forma de acercarse a un disco y una idea más que efectiva para
promocionar un lanzamiento en estos tiempos difíciles para los mismos. Estar
cerca de artistas que valoras, escuchar su proceso creativo, dejarte llevar por
alguna canción interpretada en directo (aunque ese no sea el objetivo de la
masterclass) y sobretodo sentir que la música sigue viva por más que algunos
agoreros se empeñen en que esto no sea así. Es verdad que los músicos cada vez
lo tienen más difícil para llevar adelante sus nuevas obras, pero este tipo de
iniciativas son las que nos encantan a los amantes de la música y las que
pueden seguir emocionándonos con cada nuevo lanzamiento que veamos en el
horizonte. Todo un lujo que espero poder volver a repetir.
En estos últimos días de vacaciones retomo mi cuaderno de
bitácora para seguir manteniendo el contacto con los que de verdad queráis
acercaros a sentir un poco más propias mis vivencias e ilusiones. Así espero
que durante este nuevo curso que comienza podamos seguir encontrándonos entre
entrada y entrada.
Como no podía ser de otra forma durante el verano he
intentado cargar las pilas con buena música y cine del que disfrutar. Cierto es
que durante mi retiro estival de playa y relax he quedado un poco desconectado
de la “actualidad” (algo bastante necesario para todos) y apenas he tenido
tiempo para disfrutar de una buena película o un gran disco con el rigor que se
merece, pero tampoco he descuidado mis grandes pasiones y he seguido “viéndome
las caras” con los cada día más imprescindibles Beady Eye, con el gusto clásico
de Ariel Rot, con las siempre recurrentes melodías de Vetusta Morla, con la
sugerencia y delicadeza hecha canción de Fabián, con la contundencia y
sensibilidad de Sigur Rós, con la alegría deslumbrante de Mika, con la energía
y emotividad de Mumford & Sons, con el mágico reencuentro con los ’90 de James
o con el brillante clasicismo pop de Keane.
En cuanto a las películas de las que he disfrutado y puedo
presumir como espectador en estos días cabría destacar unas cuantas por
diversos motivos: Comenzaré reseñando un clásico como “El Apartamento” de la
que a estas alturas se puede decir poco, pero que me enamoró por su humanidad y
su capacidad de sorprender 50 años después. Por fin pude ver “The Commitments”
y emocionarme con su soul de precisa ejecución, pero sobretodo con su relato de
la sensación incomparable del proceso de creación de un heterogéneo grupo
musical. También disfruté como un niño con el atrevido futuro narrado en
“Oblivion”, toda una reflexión acerca de la capacidad de lucha del ser humano.
La última película de Steven Soderbergh me dejó totalmente descolocado porque
consiguió dar la vuelta a la primera línea argumental planteada al inicio del
film y mantenerme en tensión durante todo el metraje con “Efectos Secundarios”.
Otra película con la que reí y aprendí del cine de primera es la francesa “Intocable”, una de
esas películas del país vecino a la que no le sobra nada y con un humor ácido
que da en la diana.
Algunas otras películas me han dejado más bien indiferente
como la poco aprovechada “Guerra Mundial Z”, con una idea que se deshace cuando
la película se convierte únicamente en una carrera enloquecida por la salvación
resolviéndose de una forma ya vista, o la que repite un cliché demasiado
explotado de Tom Cruise pero más violento en “Jack Reacher”.
Lamentándolo mucho tengo que reconocer que la última película
de Pedro Almodóvar “Los Amantes Pasajeros” me pareció una tomadura de pelo que
no se mantiene ni por su gran elenco de actores y es que el argumento es pobre
para lo que nos tiene acostumbrados el director manchego y prácticamente no
consigue ni una sola carcajada en todo el metraje (y eso que se empeñó en dejar
bien claro que ésta iba a ser una de sus comedias clásicas). Tampoco me gustó
la resolución de “Elysium”, que con una idea atrevida y aparentemente
interesante termina quedando una película excesivamente violenta y
sencillamente pobre de espíritu, muy lejos de lo que parecía ofrecer.
Y quiero terminar con una película difícilmente clasificable
y para la que no tengo palabras. Se trata de “EL ATLAS DE LAS NUBES”. Tardaré
mucho en ver otra película así por la magia que desborda. Una película que cuenta
seis historias diferentes pero en las que, como reza su subtítulo, “todo está
conectado”. Bien es cierto que puedes pasar más de una hora de película
intentando averiguar qué quiere decir la cinta y en la que no llegas a entender
el por qué de esas historias y su conexión, pero cuando todo empieza a encajar
el corazón se acelera y la emoción te desborda. Si consigues dejarte llevar por
la película descubres por su ritmo de montaje, por sus personajes enigmáticos y
misteriosos, por su sobrecogedora música y por su contenido flotando entre la
ciencia ficción, las aventuras, el romance, la comedia, el misterio y la acción
que es una película como ninguna otra. Sin duda, un descubrimiento para un
momento del cine en el que se echan en falta historias DE VERDAD.
Podría contaros más y más sobre estos días pasados, pero será
poco a poco y además con mucho por venir, como viene sucediendo desde hace casi
un año en este blog que es tan mío como vuestro.
Ayer pude vivir en primera persona y por primera vez una
etapa del Tour de Francia en su mítico centenario. Y lo hice en una de las
etapas clásicas de montaña en el Pirineo francés, concretamente en el ascenso a
la Hourquette d’Ancizan, el último de los cuatro puertos que se disputaban en
la novena jornada de la presente edición de la vuelta gala.
Tengo que reconocer que el espectáculo valió la pena y el
esfuerzo invertido para vivir la etapa in situ recompensa con creces por todo
lo vivido. Lo primero que me marcó y que me metió de lleno en el espíritu del Tour fue
recorrer los 9,6 km de ascensión con una media de 7,7% de desnivel para sentir
una mínima parte del esfuerzo que estos titanes de la bicicleta tienen que
hacer para enfrentarse a este tipo de puertos. En mi caso la ascensión fue a
pie, pero me permitió estar algo más cerca de algunos de los más grandes
ciclistas del momento. Y una vez arriba pude buscar la mejor colocación para
sentir de cerca la pasión que mueve el ciclismo entre los miles de aficionados
que allí nos congregamos.
Es difícil expresar la emoción que se siente en el momento
que ves pasar a todos esos grandes deportistas a tu lado recibiendo hasta el último
aliento cargado de ánimo por parte de los allí presentes. Y fue sin duda una
experiencia que seguro intentaré repetir.
Creo que ésta ha sido una gran forma de empezar las vacaciones.
Ahora toca descansar y reponer fuerzas para el curso que viene, y desde este
blog os deseo a todos un feliz verano. Espero volver en breve para seguir
contando un poquito más de todas esas experiencias vitales que me acompañan día
a día.
El estreno de “El Hombre de Acero” me animó a ir al cine a
disfrutar de una película de gran magnitud como es debido. Ya hacía casi un año
desde que pude ver el trailer de la nueva revisión de Superman y tenía ganas de
volver a revivir esa emoción del niño que se deja llevar por una buena historia
de superhéroes, pero además esta era una historia del Superhéroe por excelencia
y no me la podía perder. Recuerdo perfectamente la primera vez que vi Superman de
Richard Donner. Tendría 5 años y quedé totalmente atrapado por una película
épica, con personajes brillantes y una historia deslumbrante, de esas que
puedes ver una y otra vez y siempre te produce gratas sensaciones. Christopher
Reeve se convirtió en mi ídolo y por mucho tiempo esta fue una de mis películas
favoritas. Luego vi las secuelas y como niño disfruté de cada aventura como la
mejor y la única. Con el paso del tiempo conocí a otros superhéroes en la
pantalla, pero me seguía quedando con las sensaciones que provocó en mi esta
película del ser venido de Kripton que ayudaba a la humanidad de sus múltiples
amenazas y que se escondía en el día a día como reportero del Daily Planet. En 2006 surgió un nuevo Superman que se quedó corto para las
grandes expectativas que tenía sobre él. “Superman returns” no consiguió que
retornara ese héroe que encarnó a la perfección Christopher Reeve, pero volvió
a poner en el candelero al héroe de todos los superhéroes en el momento que en
el cine surgían todo tipo de personajes que le hacían la competencia como los
X-men, Spiderman o el nuevo Batman.
Y precisamente este nuevo Superman del 2013 que todos se
empeñan en llamar simplemente “El hombre
de acero” bebía de los mismos autores que hicieron renacer con enorme acierto a
Batman, pero que ahora se han quedado a años luz de lo conseguido con el
“caballero oscuro de Gotham”. David S. Goyer escribe el guión de “El hombre de
acero” como ya hiciera con “Batman begins” y en principio parece buscar los
orígenes del héroe como hizo con Bruce Wayne, pero en esta ocasión no da en el
clavo como entonces. La película también viene avalada y producida por el gran
Christopher Nolan, que ha dirigido las tres últimas películas de Batman y que
ha redefinido el género de los superhéroes convirtiendo esas películas en
referencia del cine de acción del siglo XXI, pero parece que el lavado de cara
que ha querido hacer con Superman no le sale tan bien como con Batman. Y es que
con este superhéroe ya habían acertado en el año 1978 y tal vez no fuera
necesario buscar la aprobación del público actual, bastaba con ver la película
de Richard Donner para entender la magnitud de Superman, pero no era necesario
disfrazarlo con efectos especiales que llegan a producir mareos por su abuso. “El hombre de acero” empieza con muy buen pie. Buscando el
origen de un superhéroe que ha tenido que abandonar su planeta para poder
salvar a su especie. El nuevo Superman bucea en sus orígenes dándose cuenta de
sus dones en unos flashbacks muy bien trabajados en la primera hora de metraje
del film, pero en cuanto comienza la “batalla” con sus paisanos de Kripton que
amenazan con destruir la tierra, todo lo construido hasta entonces en la
película pierde credibilidad en favor de una colección de efectos especiales
demasiado grandilocuentes pero sin fuerza narrativa. El guión se echa a perder
en la segunda mitad de la película y la explicación del origen del superhéroe
da paso al deseo por salvar la tierra, pero sin creernos del todo lo que
estamos viendo. La verdad es que me ha decepcionado ver que los creadores de
esta nueva película de Superman no hayan sabido estar a la altura de la película
original. Y es que consideraba a Christopher Nolan como el único capaz de dar
otro enfoque a este héroe, pero ha demostrado que con esta superproducción no
ha tenido el acierto que tuvo con Batman. Una pena. Después de casi dos horas y media de película me surgen
varias preguntas necesarias al hilo del film: ¿Dónde se ha quedado ese tímido
Clark Kent durante todo el metraje y dónde queda esa relación tan bien lograda anteriormente
con Lois Lane? ¿Dónde se ha quedado la kriptonita y la humanidad de Superman?
Sí, ahora tenemos a un superhéroe cachas, pero con un corazón mucho más pequeño
que el original. Me llamarán purista, pero me esperaba mucho más que ese
comentario que hace una agente de policía cuando ve a Superman y le dice a su
compañero: “es que está tan bueno…” Como si eso fuera lo más importante del
superhéroe más querido de todos los tiempos. Si Christopher Reeve levantara la
cabeza…
Han pasado muchos días sin escribir en este portal, pero,
como todos los años, los últimos días de curso son caóticos entre exámenes,
evaluaciones, memorias y papeleo. Y claro, se pasa el tiempo sin disfrutar de
otras pequeñas cosas y apurando los minutos antes de las tan deseadas
vacaciones de verano.
En estas primeras jornadas calurosas del año he podido
encontrar algo de tiempo para dejarme llevar por un disco mágico si hablamos de
buen rock, del rock clásico que coquetea con el pop. De un rock psicodélico de los ‘70 que
suena actual y muy estimulante. Y es que estos últimos días me ha vuelto a
enamorar el rock de siempre, el que suena a Beatles y Stones, el que nunca
cansa. Me estoy refiriendo a que estoy plenamente sumergido en la escucha del
nuevo disco de Beady Eye, el grupo que creara Liam Gallagher tras la separación
de Oasis. Si ya con su primer largo “Different Gear, Still Speeding” producido
por Steve Lilywhite, me dejaron boquiabiertos por salir más que airosos de una
ruptura como la de Oasis, un grupo de referencia para los que amamos el rock de
los ’90, este segundo disco llega más lejos todavía y reafirma a la nueva banda
del pequeño de los Gallagher como una referencia para el rock de siempre, ese
que su hermano tan bien sabía hacer en Oasis y que ahora Liam sigue tomando
como referencia para construir grandes canciones que entroncan a la perfección
con los ’60 y ’70, pero dándoles un toque de “modernidad”, como ha demostrado saber
hacer su nuevo productor Dave Sitek.
Las referencias que tenía sobre este disco me venían de la
mano de críticos como Julián Ruiz, cuyas propuestas siempre tengo en cuenta,
pero es que no se equivocaba en nada.
http://www.plasticosydecibelios.com/liam-gallagher-ha-logrado-gran-album-be-beady-eye/ El disco suena con fuerza, con Liam en
estado de gracia, con canciones que se convierten rápidamente en clásicos y con
momentos que ponen la piel de gallina (que mejor ejemplo que “Start Anew”, un
tema que se queda resonando en tu interior como si habláramos de una
composición del mejor Paul McCartney). Sin duda hay que acercarse a este disco
y animar a todo aquel que tenga prejuicios sobre Liam Gallagher a que simplemente
escuche, compare y diga si encuentra algo mejor en este momento, porque creo
que dentro de unos meses podré afirmar que éste es uno de los mejores discos
del año. Así que, sin quitarle ningún mérito al enorme trabajo que publicó Noel
Gallagher el pasado mes de octubre de 2011, habría que decirle al hermano mayor
de los Gallagher que se dejase de críticas banales y se quitase el sombrero
ante su hermano y sus nuevos compañeros, porque han sabido hacer un disco de
rock gigante, sin aristas, redondo, un gran regalo para comenzar el verano.
Una de las cosas que más me va a costar en los próximos meses va a ser faltar a mi cita semanal con Salvados. Sin duda ha sido la mejor temporada del programa de Jordi Évole por lo necesario de sus contenidos y el gran acierto en todos y cada uno de sus programas: Educación, sanidad, justicia, lobbys, industria farmacéutica, inmigración, transparencia, el caso del metro de Valencia... y grandes entrevistas como la de José Luis Sampedro, el Juez Bermúdez o Julian Assange.
No sé con que reportaje me quedaría de todos, pero el que pudimos disfrutar el pasado domingo fue un claro ejemplo para buscar la renovación política y social de nuestro país. Los testimonios que pudimos escuchar de la jueza Manuela Carmena, el catedrático de filosofía política de la UB Manuel Cruz y el ex-ministro de educación y ciencia José María Maravall deberían ser un ejemplo para intentar dar un paso de gigante en nuestras vidas y pensar en cómo avanzar. Como decía el programa "un canto a la esperanza a pesar de todas las crisis".
El final de temporada de Salvados deja un vacío difícil de llenar, pero seguro que volverá a sembrar muy pronto una mejor forma de entender nuestro entorno y nos volverá a llenar de temas tan vitales y necesarios para entender nuestro día a día y para denunciar todo aquello que está en nuestras manos. Es necesario conocer para poder entender y ser crítico, pero a la vez ser capaz de crecer.
Muchas gracias por esta gran temporada y por hacer, sin ninguna duda, el mejor programa de nuestra televisión. Enhorabuena. No tardes.
Hoy ha sido día de evaluaciones en el I.E.S. Juan de Lanuza de Borja. En este blog no hablo de trabajo, pero quería expresar desde el mismo lo gratificante que ha sido un curso como este en el que he podido compartir con casi 70 alumnos la asignatura de Historia de España de 2º de Bachillerato. Y digo compartir porque con ellos he disfrutado del placer de contar la historia y de aprender de ella.
Ninguna vez había sido tan actual el estudio de la historia de los dos últimos siglos de nuestro país como hasta ahora. Hablamos de crisis, de corrupción, de desconfianza en nuestros políticos... y nos damos cuenta de que tristemente la historia se repite, que como seres humanos volvemos a encontrarnos con los mismos problemas. Y eso asusta, o mejor dicho, eso inquieta, y nos lleva a querer conocer y labrarnos un sentido un poco más crítico con nuestro pasado y a construir un futuro un poco más sólido.
Igual que les decía a mis alumnos los últimos días de clase antes de que se enfrenten a las "temidas" pruebas de selectividad: es más que gratificante poder ver que la historia nos enseña a valorar el presente y a aprender de todo lo vivido. Y todavía es más gratificante si se hace con un grupo de personas tan válidas e interesadas por conocer lo que es suyo y valorar lo cercano para comprender el presente y plantearse así su camino futuro.
Muchas gracias por hacerme disfrutar de este curso. Muchas gracias por permitir adentrarme sin cortapisas en nuestra historia. Un placer.
Siempre ha sido para mi un regalo dejarme llevar por un
concierto de Iván Ferreiro. Imprime ese aire de pasión en todas sus
interpretaciones y te arrastra por donde desea en cada momento. El pasado
sábado volví a caer rendido a sus pies con el fin de gira de presentación de su
disco recopilatorio en directo
“Confesiones de un artista de mierda”. Con ese título tan provocativo
podría haber resultado una velada para el olvido, pero nada más lejos de la
realidad. La mayoría de los presentes nos dejamos llevar en el concierto por el
buen hacer de este artista gallego que cargó sus dardos acompañado de unos
modestos teclados y de la inestimable ayuda de su hermano Amaro a la guitarra.
Pudimos ver interpretaciones llenas de dualidad y provocación
como ocurrió en “Tristeza”, confesiones cargadas de honestidad y dramatismo
como en “Extrema pobreza” y sobretodo pudimos cantar a todo pulmón grandes
temas rescatados de su mágica etapa al frente de Piratas como “El equilibrio es
imposible”, “m”, “Promesas que no valen nada”, “Inerte”, “Años 80” o “Mi coco”. Estas canciones
siguen dejándome sin palabras, simplemente extasiado al dejarme llevar por el
torrente de emotividad que destila en sus interpretaciones.
Tampoco quiero dejar pasar los pequeños regalos que nos dejó
Iván al interpretar algunas versiones como “Vidas cruzadas” de Quique González,
“Tierra” de Xoel López o la siempre presente “Insurrección” de El Último de la
Fila, coreada por todo el público como es habitual en sus directos desde hace
más de 15 años.
Insisto, una vez más consiguió desatar mis más profundos “secretos
deseos”, como diría en una de sus canciones, y me hizo descubrir con más claridad
lo que definió como “la zona sucia” de su repertorio, la zona más “oscura” y
“negativa” de ese mundo de canciones enredadas y sombrías que nos dejan un
dulce sabor amargo.
Ironía, emoción, crudeza, empatía con su público,
provocación... todo eso es Iván Ferreiro. Por ahora me quedaré esperando su
nueva colección de canciones, que avisó que llegaría pronto y que seguramente
conseguirá volver a atraparme como siempre logra conmigo.