lunes, 18 de noviembre de 2013

Palosanto

Tengo que quitarme el sombrero ante el nuevo disco de Enrique Bunbury. Siempre he sido seguidor del músico zaragozano (sobre todo de su etapa en solitario) y he podido analizar en profundidad su obra y sus sucesivos cambios de tendencia, unas veces más acertados que otros. Y la verdad es que este me parece su trabajo más honesto, más equilibrado y más profundo. Un trabajo auténtico que nos muestra la faceta más personal de un Bunbury que renuncia a su pose de divo para desnudarse y dar su obra más auténtica.

Ya lo sé, muchos dirán que tras su etapa al frente de los Héroes del Silencio, su disco más destacado por lo arriesgado de su propuesta en ese momento y a la vez el disco que definiría su personal sonido entre el rock y la fusión mediterránea es “Pequeño”. Otros dirán que su giro más crudo a partir de “Hellville de Luxe” y “Las Consecuencias” era lo más acertado de su carrera y otros incluso no hayan sido capaces de ver más allá de los Héroes y de su gira de regreso en 2007. Pero no, después de haber degustado el disco tranquilamente y seguro de que volveré a él una y otra vez a encontrar más detalles reveladores, puedo afirmar tranquilamente que me quedo con este Bunbury: Con el que deja atrás lo latino y se centra en un rock maduro cercano a veces al mainstream o al pop coral y melódico, pero sin duda un Bunbury al que no le importa el “qué dirán” y que renuncia en casi la totalidad del disco a su pasado marcado por el Mediterráneo y la exploración latina.

No me gustaba demasiado que Bunbury estuviera realizando tanta promoción de su nuevo disco. Me sonaba a que quería vendernos un trabajo menos sólido, del que quería convencernos, pero ahora creo que lo que hacía era advertirnos de que este era un disco para tener realmente presente, que este era el Bunbury más auténtico, el Bunbury desnudo ante sus seguidores. Y se ha hablado mucho del carácter de protesta del álbum, pero yo creo que es una protesta necesaria del propio autor que se reivindica a sí mismo a la vez que pone el dedo en la llaga de algunos de los asuntos más actuales de este siglo XXI: corrupción, falta de principios, rechazo a lo establecido y necesidad de cambio y revolución.

“Palosanto” está día tras día en mi cabeza. No me lo puedo creer. Yo que he sido tan crítico con la carrera de este artista, pero que a la vez he sabido reconocer sus momentos más inspirados, me quito el sombrero ante su nueva criatura (como lo ha hecho él mismo en la portada del disco). Si “Radical Sonora” me gustó por su riesgo y sonoridad que rompía con el rock rotundo de Héroes del Silencio, si “Pequeño” me enamoró por su fuerza e intensidad, si “Flamingos” y “El Viaje a ninguna parte” me convencieron por su madurez (aunque creo que a ambos les sobraban la mitad de sus temas), si “Hellville de Luxe” me volvió a hacer creer en el Bunbury no reñido con el rock y si “Las Consecuencias”  demostró que el intimismo también estaba en su cancionero (aunque yo no he llegado a conectar todavía con estas canciones)… “Palosanto” es la confirmación de que Bunbury se hace necesario para todo aquel que le apasione la música que transmite, que emociona y que nos lleva a otro lugar.

No sé todavía muy bien con qué canciones quedarme del disco, aunque claramente la parte más acertada es la primera, en la que Enrique Bunbury afirma que se encuentran los temas más combativos. Es también en esta parte donde brillan los temas a medio tiempo acompañados de cuerdas y coros hasta ahora no conocidos en el cancionero del aragonés y es también la parte que cierra con un tema antológico “El Cambio y la Celebración”, toda una declaración de principios. De la segunda parte eliminaría algún tema fuera de lugar como “Hijo de Cortés” o “Mar de dudas”, pero me parece bastante equilibrada aunque tal vez ya vista en su cancionero.

No lo dudéis; el Bunbury de “Licenciado Cantinas” no volverá (¡menos mal!) y los tiempos de experimentos poco creíbles espero que tampoco (“El tiempo de las cerezas” o sus orgías con “Panero”). Este es el verdadero Bunbury: el artista que se nos muestra con todas sus grandezas, plenamente en forma. Con una voz más que inspirada y unas letras acertadísimas, el Bunbury del “Cambio y la Celebración”… ¡Qué lujo!

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