El concierto tuvo gratas sorpresas para mi:
Lo primero de todo fue lo acertado del lugar. Nunca había
estado en "
Lo segundo fue la sólida banda que acompaña a Mika.
Prácticamente todos sus miembros son nuevos con respecto a sus últimas giras y
lo mejor es que saben transformar a la perfección su último disco,
excesivamente programado, en un sonido orgánico y acústico muy cuidado.
Lo tercero, y no por eso lo menos importante, fue la buena
elección y transformación del repertorio; te deja con ganas de más y no
decepciona. Curiosamente una de las canciones que menos me gustaba de su último
disco fue la que más me sorprendió en directo: "Stardust", en su versión piano
y voz, sobrecoge y cambia por completo el concepto del disco. Y si a este tema,
que te deja con la boca abierta, le sumas inmediatamente después "Underwater",
todo se vuelve perfecto.No faltaron temas imprescindibles de su repertorio como "Stuck in the middle", con una buena introducción a dos pianos, "Billy Brown", con la presencia de un nuevo arreglo de saxofón sustituyendo al resto de metales, o una gran despedida con "We are golden". Hasta temas menores como "Celebrate" o "Popular song" dieron un paso de gigante en el concierto.
Sin duda Mika gana en las distancias cortas. Disfruté mucho más de este concierto que del que asistí en 2010 en el Palau Sant Jordi de Barcelona. La cercanía, la entereza y la dedicación plena, a pesar de no estar al 100%, hacen que me quite el sombrero ante este artista, cada vez más grande y más sincero.
Y como deseaba, el concierto confirmó que Mika es un ARTISTA con mayúsculas, a pesar de los tropiezos con la producción de su último disco. El directo hace justicia con los mejores músicos.
Hasta la próxima.
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