La magia de vivir un concierto en una sala pequeña es algo
increíble. Cada segundo del concierto, cada nota interpretada, cada gesto de
sus protagonistas… se convierte en un regalo que hay que saber degustar para
dejarse llevar.
Hacía tiempo que no asistía a un concierto íntimo, como los
que acabo de describir. Y en menos de un mes ya he podido vibrar con dos de
ellos. El primero se produjo terminando el mes de enero en la mítica “Lata de
Bombillas” donde pude disfrutar del directo de Eladio y los Seres Queridos
presentando su último disco “Orden Invisible”. Llevaba mucho tiempo deseando
ver a Eladio Santos y compañía en directo y la verdad es que fue un verdadero
placer, con el que pudimos emocionarnos todos los allí presentes. El segundo de
estos conciertos fue el que ofreció Big Boy, el alma de El Factor Humano, el
pasado viernes en “La Senda del Delirio”, un local que no conocía y que me
pareció muy adecuado para este tipo de eventos.
Con ambos conciertos pude relajarme y disfrutar de cada
momento. Porque un concierto en la intimidad transmite por todos los poros. En
un concierto “pequeño” se respira honestidad y plena conexión con el público.
Es en estos momentos donde podemos reconocer de verdad el mérito de los
artistas de enfrentarse a una audiencia exigente y que sabe apreciar y analizar
cada movimiento, lo que puede convertirse en todo un reto para sus
protagonistas.
En el concierto de Big Boy eché en falta más espacio para
sus composiciones propias en castellano y así poder degustar otras joyas como
“El cielo puede esperar”. Las versiones funcionaron, sobretodo en los temas a
dúo, pero me queda pendiente un concierto de El Factor Humano al 100%, con una
banda de peso que apoye las atrevidas composiciones de Big Boy. Además, su
nuevo disco “Baja Confirmada” promete, y tras escucharlo en directo sé que
volveré a él más de una vez. Podéis llamarle magnetismo o carisma, y eso es
algo que le sobra a Jorge Big Boy.
En el concierto de Eladio y los Seres Queridos no sobró nada
de nada. Los cuatro componentes de la banda ofrecieron un concierto potente y
eléctrico a pesar de encontrarnos unos pocos espectadores, lo que podría
inclinar más el repertorio hacia el intimismo. Pero no fue así. Eladio agarró
su guitarra y explotó “La Lata de Bombillas”, desgranado casi por completo su
más reciente creación “Orden Invisible” y dejando algunos de los momentos más
brillantes para los recuerdos a su anterior trabajo “Están Ustedes Unidos”.
Como todos los presentes, agradecí muchísimo la incursión en el repertorio de
“Espanha a las 8”. Un tema de la primera etapa del grupo que no estaba previsto
y que me permitió vislumbrar a un artista valiente, aunque injustamente poco
reconocido. Otros temas que me hicieron despegar fueron “La Cruz” o “Con el
Corazón en la mano”, donde destacó su descaro, “La Misa” y su acierto temático,
la intimidad de “Highway to Heaven” o “Te espero aquí” (con su origen mágico) y
el recuerdo al argentino Charly García en “Los Dinosaurios” (un tema de
rabiante actualidad). Estoy deseando volver a ver en directo a estos monstruos
que saben lo que es la música y su sentimiento, que saben lo que es ganarse a
un público nada conformista y que aprueban por su valentía y su gran sentido
del humor en cualquier escenario posible.
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