martes, 24 de mayo de 2016

La nocturnidad de Amaral

La pasada noche del sábado 21 de mayo algunos zaragozanos subimos al cielo, casi literalmente. A un cielo estrellado que contemplaba atónito el buen hacer de una banda nacida en la ciudad y muy querida y admirada por todos. Con el Pabellón Príncipe Felipe casi con su aforo completo el dúo formado por Juan Aguirre y Eva Amaral se llevó al respetable con ellos a un viaje con la luna y las estrellas como telón de fondo y con un buen puñado de grandes canciones que convencieron y certificaron que Amaral juega en la liga de los más grandes. Y podría decirse que no solo en el panorama nacional, sino también en el internacional, ya que su propuesta combina a la perfección las sonoridades pop más accesibles con toques de rock que se mueve con soltura entre lo cristalino y lo oscuro y todo ello aderezado con una voz única que te lleva hasta el infinito y unos fraseos de guitarra muy personales.


Amaral venían a presentar su último disco de estudio “Nocturnal” en una gira que les va a llevar por los principales escenarios españoles en los próximos meses. Mucho se habló en su día de este trabajo, de si la oscuridad que defiende tenía mucho de postureo o era realmente sentida. Algunos críticos alabaron el disco, pero otros aseguraban que no se anclaba bien ni en la propuesta más pop de sus discos de éxito, ni en una más rockera y contundente. Pero yo desde el primer momento que escuché “Nocturnal” defendí con uñas y dientes que se trataba del disco más acertado en la carrera del dúo zaragozano. “Nocturnal” sonaba oscuro, sí, con unos bajos muy marcados, unas melodías no tan pegadizas como en otros de sus discos y sobretodo con una temática más dura y desgarrada. Un viaje interior e introspectivo que sinceraba a Eva y le hacía emparentar más con sus músicos de referencia. Por la paleta de sonidos de “Nocturnal” había ecos de The Cure, los Cranberries más intensos o el Bowie de los ‘70, una mezcla curiosa, muy personal, que destacaba por encima de todo por su oscuridad magnética. En “Nocturnal” se quedaban lejos de canciones con las que habían llegado al gran público años atrás como “Días de Verano”, “Sin ti no soy nada” o “El Universo sobre mí”, sin renegar de ellas, pero dando un salto de gigante hacia un público que tendría que esforzarse por seguirles, que tendría que renunciar parcialmente a la inmediatez, volviéndoles más exigentes. Así pues “Nocturnal” se convirtió para mí desde el primer instante en el disco definitivo de Amaral, el más difícil de entrada, pero el más valiente y a la vez generoso de sus 7 discos de estudio. 

 


Por todo esto la gira de presentación de este disco se me antojaba muy apetitosa. Tenía muchas ganas de descubrir como combinaban este rock más denso de su último trabajo con el pop radiable de pasadas entregas. Sabiendo que Amaral son de los que gustan desgranar casi entero cada nuevo trabajo que presentan en directo, tenía curiosidad por ver qué temas de su extensa discografía quedaban fuera y cuáles empacaban mejor con su nuevo repertorio. Y como es evidente no renunciaron a sus éxitos más sonados como los arriba mencionados, pero durante toda la velada se respiró un ambiente más sombrío, con una pegada muy potente y una mayor exigencia a la hora de buscar la comunión del público a través de estas nuevas canciones o de los nuevos arreglos de las antiguas. Así sonaron 11 canciones de su nuevo disco, y otras tantas de su discografía pasada, deteniéndose en sus singles de más éxito pero también en otros temas muy queridos por el público pero menos radiados como “Siento que te extraño”, “No sé qué hacer con mi vida”, “Hoy es el principio del final”, “Revolución” o “Estrella de Mar”. Por supuesto hubo tiempo hasta para la prescindible “Marta, Sebas, Guille y los demás” a modo de guiño y otros clásicos del dúo como “Salir Corriendo”, “Cómo hablar”, “Hacia lo Salvaje” o “Kamikaze”. Un auténtico karaoke en los momentos álgidos y a la vez un punto de seriedad y dureza (incluso en los textos) en cada una de las referencias a “Nocturnal”, donde destacaron la canción que le da título al disco así como “Lo que nos mantiene unidos”, con cierto aire discotequero, “500 vidas”, con un desarrollo final apoteósico, “Laberintos”, desnuda para la ocasión pero igualmente bella, “La Ciudad Maldita”, con su dolor intrínseco, “Chatarra”, con su sabor industrial desgastado, y “Nadie nos recordará”, que sirvió de emocionante broche final.


Amaral convencieron y vencieron. Exigieron un cambio de mirada, una postura a medio camino entre sus clásicos de siempre y su nueva propuesta que a buen seguro se quedará entre nosotros porque es ahora cuando más cómodo se ve al dúo, con un trabajo menos inmediato pero más medido y con un directo inquebrantable, convincente y espectacular en el aspecto técnico: desde su arranque con una luna nueva que va creciendo hasta dar paso a la luna llena y las estrellas que dominarán el cielo de su escenario hasta cerrar el círculo de nuevo pasando de la luna llena a la nueva y poner así su sabroso punto final a manos de “Moon River”, canción con la que se despiden desde hace muchos años.


Hay cosas que no cambian, pero otras que evolucionan, como es el caso de este grupo que siempre ha sido un “niño mimado” entre los que conforman mi discoteca, pero que ahora ha dado un salto de gigante para emparentarse por sus propios méritos entre lo verdaderamente destacable de la misma. Y no lo digo por ser mis paisanos o tener empatía por esa cantante con voz de fiera que veía en las pequeñas salas de mi ciudad hace 20 años acompañada por su inseparable guitarra y su compañero de viaje… Amaral nos han permitido adentrarnos en sus recovecos, pasar de la luz a la oscuridad y crecer como creadores ofreciendo lo mejor de sí mismos, su mejor cara, la cara “nocturna” de su paleta que espero se quede por mucho tiempo con ellos.


Setlist:
Intro / Unas veces se gana...
Revolución
Kamikaze
Salir corriendo
No sé qué hacer con mi vida
Siento que te extraño
Nocturnal
Lo que nos mantiene unidos
El universo sobre mí
500 vidas
Estrella de mar
Noche de cuchillos
Cómo hablar
La ciudad maldita
Hoy es el principio del final
Marta, Sebas, Guille y los demás
Cuando suba la marea
Chatarra
Días de verano
Cazador
Hacia lo salvaje
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Laberintos
Llévame muy lejos
Sin ti no soy nada
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Nadie nos recordará


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