Este tándem Rodríguez-Sabina marcó la música española durante el verano y otoño de 1996 con una gira espléndida donde nunca se sabía cuándo terminaba la fiesta y donde se disfrutaba al 100% de cada nota y verso coreado al unísono por todos los asistentes.
Me pongo nostálgico no para decir que cualquier tiempo pasado fue mejor, sino para reivindicar la magia que también nos ofrece la actualidad. Y es que hoy por hoy Sabina sigue siendo todo un referente para el que ama la música popular y uno de los más inspirados letristas españoles (aunque ahora su voz se haya roto definitivamente) y Los Rodríguez siguen viviendo en el olimpo del rock en castellano gracias a las aportaciones que nos ofrecen los omnipresentes Ariel Rot y Andrés Calamaro.
Hoy quería hablaros de este último y de su fantástico nuevo disco “Bohemio”. Andrés Calamaro ha vuelto y lo ha hecho como mejor sabe hacer. Nos ofrece un disco de rock sincero, dejando las cosas bien claras y el sonido asentado, ese sonido que nos recuerda mucho a Los Rodríguez y a sus mejores obras como solista.
Y es que la obra del artista argentino se mueve en muchos frentes: entre el riesgo bien medido y certero (“El Cantante”), las experiencias faltas de credibilidad (“On the Rock”), las aventuras incomprendidas (“El Palacio de las Flores”, “Tinta Roja”) o las titánicas obras con muchos momentos para el olvido (“El Salmón”). Pero además de esto, Andrés Calamaro es todo un referente para el rock si tenemos en cuenta su dúo de gemas e inconmensurables criaturas “Honestidad Brutal” y “Alta Suciedad”. Parece que este “Bohemio” se acerca más a estos dos últimos discos citados (los primeros tras la disolución de Los Rodríguez), lo que querría decir que se trata de un disco imprescindible.
“Bohemio” es un disco valiente, un disco claro y honesto en el que su justo minutaje (poco más de media hora) no deja huecos vacíos o faltos de inspiración. Es un disco relajado, amable pero con espíritu salvaje, como lo es toda su obra. Y en él no faltan grandes temas que podrían pertenecer a la década de los ’90 como “Rehenes”, “Nacidos para correr”, “Plástico fino” o “Inexplicable”. Pero además la inspiración se hace muy presente en el sentido homenaje a Luis Alberto Spinetta de “Belgrano”, en la siempre desgarrada melodía enamorada de “Cuando no estás” o en la declaración de principios como artesano de canciones de “Dentro de una canción”. Sin duda el mejor Calamaro, aquel que intentó asomar en “La Lengua Popular” pero que ahora se muestra en todo su esplendor. Disfrutemos de él como tantas veces hemos hecho. Un placer.
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